Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
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Recursos Didácticos<br />
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sentido Rivière (1997 y 2001) ha subrayado que muchas veces, lo mejor que<br />
puede hacer la persona que evalúa en esa primera hora es procurar establecer<br />
con el niño una relación lúdica, positiva y libre de ansiedad. Para valorar al<br />
niño es necesario “saber escuchar” su ritmo, y comprender que éste puede ser<br />
diferente al propio. Y a continuación, dedicar el tiempo necesario a una observación<br />
de estilo naturalista de las conductas del niño en contextos reales.<br />
3.- Una valoración precisa que aporte en definitiva pistas para la <strong>intervención</strong><br />
<strong>educativa</strong> y psicopedagógica necesita, como punto de referencia, un profundo<br />
conocimiento de los patrones normales de desarrollo infantil. Es más, la<br />
valoración de las peculiaridades comunicativas, conductuales y de interacción<br />
que confieren un perfil especial a las personas con TEA, debe concretar la<br />
distancia y la atipicidad respecto de los patrones generales del desarrollo. Es<br />
decir, junto con la estimación cuantitativa de desviación respecto de los<br />
patrones normales de desarrollo, debe expresarse la información cualitativa de<br />
las peculiaridades evolutivas de cada alumno en particular. Cabe señalar que el<br />
estudio del autismo ha supuesto en los últimos años un importante revulsivo<br />
para los estudios acerca del desarrollo humano, del cual no sólo se están<br />
beneficiando estos alumnos sino la población en general.<br />
4.- Una vez que se ha producido la detección del caso, bien en el contexto familiar,<br />
en el sanitario o en el educativo, deben ponerse en marcha de forma rápida los<br />
recursos idóneos para que se realice un diagnóstico precoz y, como<br />
consecuencia necesaria en el contexto educativo, la valoración<br />
psicopedagógica. Es preciso, en estos casos más que en otros, desterrar la falsa<br />
creencia de que un etiquetaje temprano puede ser perjudicial para el desarrollo<br />
personal del alumno y que puede volverse en su contra. De nada sirve posponer<br />
el proceso de diagnóstico y la valoración para más tarde, aún a pesar de correr<br />
el riesgo de atribuir etiquetas, si esto pospone la pronta <strong>intervención</strong>. Parece<br />
que existe un consenso internacional a la hora de señalar que cualquier<br />
tratamiento eficaz debería basarse en la identificación precoz del trastorno y en<br />
la realización de un proceso diagnóstico multidisciplinar que contemple una<br />
<strong>evaluación</strong> de las capacidades y necesidades individuales, y oriente hacia un<br />
plan de tratamiento centrado en la persona con TEA.<br />
5.- Los profesionales de la educación y de la valoración psicopedagógica debemos<br />
tener siempre presente que la tarea de ajuste de los contextos escolares a las<br />
necesidades <strong>educativa</strong>s de los alumnos con TEA, debe tomar como punto de<br />
referencia las valoraciones clínicas previas y las posibilidades que pueden<br />
aportar los tratamientos médicos para mejorar las conductas y otros síntomas<br />
comórbidos que padecen estos alumnos. Piénsese que dentro de los TEA<br />
podemos encontrar una gran cantidad de trastornos y de síndromes, algunos de<br />
ellos con su indispensable tratamiento clínico. En muchos de estos casos, la