12.07.2015 Views

Leer-el-pensamiento-del-Libertador-economia-y-sociedad1

Leer-el-pensamiento-del-Libertador-economia-y-sociedad1

Leer-el-pensamiento-del-Libertador-economia-y-sociedad1

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que se hará la paz, dejaré la presidencia, y no tendré nada dequé vivir; no siendo mi intención recibir su<strong>el</strong>dos d<strong>el</strong> gobierno”(Lecuna, 1947, T.I: 602-603).El 9 de enero de 1824, durante los días difíciles de Pativilca,atormentado por la enfermedad física y por la angustia morald<strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de la desintegración de su obra, escribe una vez mása Santander: “Renuncio, desde luego, la pensión de treinta milpesos anuales que la munificencia d<strong>el</strong> Congreso ha tenido labondad de señalarme. Yo no la necesito para vivir, en tanto que<strong>el</strong> Tesoro Público esté agotado” (Blanco Fombona, 1959: 185).Estoy pobre, viejo, cansado y no sé vivir de limosnaLa conciencia de la precariedad de su situación acompañaperpetuamente a este hombre que durante más de una décadaejerce la autoridad suprema en comarcas vastísimas y essolicitado por constantes oportunidades de enriquecerse. Así,tras reducir una insurrección realista en la conservadora villa dePasto, en Perú, <strong>el</strong> 14 de enero de 1823 escribe al vicepresidenteFrancisco de Paula Santander: “Mándeme Ud. la orden pararecibir mi haber, como pueda, para tener con qué retirarmed<strong>el</strong> servicio; yo estoy pobre, viejo, cansado y no sé vivir d<strong>el</strong>imosna; conque ruego a Ud. y al congreso me haga caridad. Lopoco que me queda no alcanza para mi indigente familia que seha arruinado por seguir mis opiniones; sin mí, <strong>el</strong>la no estaríadestruida y, por lo mismo, yo debo alimentarla. Yo preveo queal fin, tendré que irme de Colombia y, por lo mismo, debo llevarun pan que comer, porque yo no tengo paciencia ni <strong>el</strong> talentode Dionisio de Siracusa, que se metió a enseñar niños en sudesgracia” (Lecuna, 1947, T.I: 715).Este rasgo de magnificencia, ha colmado mi corazónde gozo y gratitudAños después, incurrirá en otro de sus mayores gestos dedesprendimiento. Liberado <strong>el</strong> Perú, <strong>el</strong> Congreso de dicho paísle otorga un millón de pesos como recompensa, que <strong>el</strong> prócer

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!