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Leer-el-pensamiento-del-Libertador-economia-y-sociedad1

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Hace <strong>el</strong> centro de su vida d<strong>el</strong> título de <strong>Libertador</strong>, que noconsiste en nada y lo exige todo, que no confiere rango nisu<strong>el</strong>do ni competencias pero que es como una provocaciónperpetua, que a diferencia de una corona no es hereditario nitransferible. Así podrá decir con propiedad al presidente d<strong>el</strong>Congreso de Colombia <strong>el</strong> 9 de enero de 1824: “Mi único tesoroes mi reputación” (Lecuna, 1947, T.I: 866).Ellos, señores, y no yo, merecen las recompensasEn fin, parece que Bolívar quisiera liberarse de sí mismo.Es demasiado int<strong>el</strong>igente y demasiado profundo para tomar enserio cualquiera de las transitorias máscaras que los avataressociales imponen. Toda su carrera de poderoso se ha ido enuna serie de continuas renuncias al poder. Cualquiera de susenemigos se hubiera enorgullecido de haber podido pensar enlas continuas descalificaciones que dirige <strong>el</strong> <strong>Libertador</strong> contrasí mismo.Empecemos con la posesión que más lo enorgullece, <strong>el</strong> títulode <strong>Libertador</strong>. Hemos visto que lo considera más glorioso ysatisfactorio “que <strong>el</strong> cetro de todos los imperios de la tierra”,y que sin embargo, en la comunicación para la Municipalidadde Caracas de 18 de octubre de 1813 en la cual agradece <strong>el</strong>honor, enaltece a los oficiales distinguidos y soldados y añadeque <strong>el</strong>los “son verdaderamente estos ilustres libertadores. Ellos,señores, y no yo, merecen las recompensas con que a nombrede los pueblos quieren premiar V.S.S. en mí, servicios que éstoshan hecho” (Pérez Vila, 1988, T.III: 693).A pesar de que <strong>el</strong> título y las connotaciones que suscita lecomplacen, una y otra vez rechaza todo providencialismo y todoprotagonismo, y así, en <strong>el</strong> “Discurso de Angostura”, proclama:“No ha sido la época de la República, que he presidido, unanueva tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni unaanarquía popular, ha sido, sí, <strong>el</strong> desarrollo de todos los <strong>el</strong>ementosdesorganizadores: ha sido la inundación de un torrente infernalque ha sumergido la tierra de Venezu<strong>el</strong>a. Un hombre ¡y unhombre como yo! ¿qué diques podría oponer al ímpetu de

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