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ealista Domingo Blandín, y le reprocha: “He sabido que Uds.no quieren entregar la plata de la iglesia y si no se me entregaen la hora tomaré la providencia correspondiente, en int<strong>el</strong>igenciaque esta plata labrada que tienen ésta y las demás iglesias,la han donado nuestros antepasados y no otros; y así determinollevarla encajonada a Barc<strong>el</strong>ona y Cumaná, para que ni Boves,ni ningún otro español ladrón, ni Ud. ni los demás que siguena Boves, puedan disfrutarla” (Barnola et al., 1964, T.VI: 368).Quizá más por <strong>el</strong> temor que por la convicción, <strong>el</strong> presbíteroaccede. La premura de la situación impide que la plata sea acuñada,y se la traslada en la emigración a Oriente.La moneda que <strong>el</strong>los acuñaban era la macuquina nuestraAsí, <strong>el</strong> Pacificador Pablo Morillo, a su entrada en Margarita<strong>el</strong> 12 de mayo de 1815, dispone una inspección de las Cajasprincipales y de la Casa de la Moneda. Sobre <strong>el</strong> particular testimoniaFrancisco Xavier Arámbarri que “En la Casa de Monedacuya extinción estaba resu<strong>el</strong>ta desde <strong>el</strong> día anterior, se verificóal momento introduciendo dos Compañías de tropa que debíanalojarse en <strong>el</strong>la, y bien pronto desarmaron y recogieron todaslas máquinas e instrumentos que servían en <strong>el</strong>la, privándonosde su auxilio que aunque corto no había sido y todavía continuaríasiendo muy útil. La precipitación con que huyeron losinsurgentes no les dio tiempo para inutilizar las máquinas ydemás avíos de la fábrica de moneda. La moneda que <strong>el</strong>los acuñabanera la macuquina nuestra sin haber alterado cosa algunaen la ley ni en <strong>el</strong> tiempo, y con algún mayor peso que aqu<strong>el</strong>la:ésta circulaba en toda la Provincia, y Boves la dejaba correren los pueblos que allanaba socorriendo a sus tropas con <strong>el</strong>la”(Arámbarri, 1971: 28).Morillo imprimirá en la Real Casa de Moneda de Caracas unanueva moneda con cuño monárquico y con las característicasde la “macuquina”, que será llamada “morillera”. Por cierto, lasmedidas económicas d<strong>el</strong> Pacificador nada hacen para atraerl<strong>el</strong>as simpatías de los pacificados. Tras desembarcar en La Guaira<strong>el</strong> 10 de mayo de 1815, impone en Caracas dos empréstitos

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