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Leer-el-pensamiento-del-Libertador-economia-y-sociedad1

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Es la incipiente biblioteca de América: la de los cronistas quedescribieron con pavor o d<strong>el</strong>ectación la destrucción de unmundo; la de fray Servando Teresa de Mier, que homologó aSanto Tomás con Quetzalcóatl y a Tonantzin con la Virgen deGuadalupe, la de los exploradores y naturalistas. Bolívar conoc<strong>el</strong>a laboriosa historia de todas las comarcas que pisa.Como podemos colegir de esta pequeña muestra de suslecturas, la curiosidad int<strong>el</strong>ectual de Bolívar es enciclopédica.Es un militar de genio y de fortuna, pero su perspectiva mentalno se limita a la intendencia y la estrategia. No desdeña <strong>el</strong>estudio de la astronomía, que obliga a comparar la desmesuraint<strong>el</strong>ectual d<strong>el</strong> hombre con su pequeñez ante <strong>el</strong> universo.Acompaña a los grandes viajeros que intentan explorar lastierras vírgenes americanas, maneja los Atlas que sugierenreflexiones geopolíticas. Quizá <strong>el</strong> fallido intento de escalaciónd<strong>el</strong> Chimborazo por Alejandro de Humboldt lo incita a culminarla misma ascensión. Puede ser que coteje las descripciones d<strong>el</strong>naturalista con los paisajes que recorre. Analiza las minuciosas<strong>el</strong>ucubraciones de Adam Smith, no desdeña aprender directamentede Julio César en sus Commentaires la ardua tarea deunificar una Galia dividida en tres partes.La misma diversidad de la biblioteca testimonia la de lamente que en <strong>el</strong>la se complace. No es <strong>el</strong> fanático d<strong>el</strong> libro úniconi de la especialización prolija. Es ya un espíritu liberado quese encuentra a sus anchas en todos los dominios de la poesía yd<strong>el</strong> conocimiento. El hecho de que regale la colección a personaestimable, pero que no es de las preponderantes en su afecto,señala que ha superado incluso <strong>el</strong> fetichismo hacia la letra.Sólo dos libros conserva hasta sus últimos días en San PedroAlejandrino, y les tiene tanta estima, que se ocupa de <strong>el</strong>los ensu testamento, junto a los seres queridos y los familiares: “Esmi voluntad, que las dos obras que me regaló mi amigo <strong>el</strong> Sr.general Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca deNapoleón, tituladas El Contrato Social de Rousseau y El artemilitar de Monte Cuculi, se entreguen a la Universidad deCaracas” (Blanco y Azpúrua, 1978, T.XV: 463-464). Tres afectostestimonia este legado: <strong>el</strong> indeclinable hacia la áspera doctrina

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