GÃNERO, CULTURA Y SOCIEDAD - Programa de Equidad de ...
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embargo, discrepancias y enfrentamientos. Así por ejemplo, para el Estado, elaborto pue<strong>de</strong> ser un asunto <strong>de</strong> salud pública o <strong>de</strong> libertad <strong>de</strong> conciencia, mientrasque para algunas Iglesias tiene que ver con una particular concepción <strong>de</strong> la vida o<strong>de</strong> los <strong>de</strong>signios divinos y por lo tanto se relaciona con el modo en que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> superspectiva, la sociedad <strong>de</strong>be organizarse y actuar. Las Iglesias quieren no sóloopinar en la materia sino, en la medida <strong>de</strong> lo posible, que las leyes se conformen asus doctrinas o filosofías. El Estado, por el contrario, está obligado a legislar y poneren práctica políticas públicas que respondan al interés general, respetando los<strong>de</strong>rechos humanos <strong>de</strong> los individuos. Las Iglesias tienen algo que ver y algo que <strong>de</strong>cirsobre muchos temas que consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> su incumbencia, pero en la medida enque el Estado representa y garantiza los intereses públicos, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> todos, esel que tiene que <strong>de</strong>finir en última instancia las reglas <strong>de</strong> convivencia. En suma, laseparación existe para distinguir los intereses <strong>de</strong> unos cuantos <strong>de</strong>l interés general.Por lo <strong>de</strong>más, en nuestro esquema <strong>de</strong> “separación”, lo que se separa no es únicamenteel Estado <strong>de</strong> las Iglesias, sino también la política <strong>de</strong> la religión, al mismotiempo que lo público <strong>de</strong> lo privado. De la misma manera que en el caso anterior,la separación es relativamente ficticia, pero operativa, en la medida en que permitedistinguir lo específico <strong>de</strong> lo general y lo que concierne estrictamente a la esferaprivada <strong>de</strong> lo que ocupa a la esfera pública. En ese sentido, lo que los jueces y magistradospiensen personalmente <strong>de</strong>bería ser, en principio, irrelevante para los juiciosque tengan que emitir. Sus creencias individuales, socialmente minoritarias omayoritarias, no pue<strong>de</strong>n pasar por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. No esuna cuestión <strong>de</strong> mayorías o minorías, sino <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos: no pue<strong>de</strong> haber leyes queobliguen a actuar a las personas <strong>de</strong> manera contraria a su conciencia y por lo tantotampoco pue<strong>de</strong> haber leyes que impidan actuar <strong>de</strong> acuerdo con dicha concienciaindividual.Ahora bien, la existencia <strong>de</strong>l Estado laico no elimina las perspectivas ni lasprácticas religiosas. Tampoco supone la secularización <strong>de</strong> las conciencias, simpley sencillamente establece un marco <strong>de</strong> acción que permite garantizar la imparcialidad<strong>de</strong>l Estado en materia <strong>de</strong> convicciones religiosas y filosóficas. Cuando se hacereferencia al principio <strong>de</strong> separación, tampoco significa que se ignore la existencia<strong>de</strong> lo religioso. Se entien<strong>de</strong> que la moral pública no pue<strong>de</strong> estar absolutamente secularizada,en la medida en que las religiones forman parte esencial <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>los pueblos y, por lo tanto, es imposible que no influyan en sus concepciones morales,sobre lo que es correcto e incorrecto, sobre lo que es bueno y lo que esmalo. Los legisladores, funcionarios y jueces, como toda la gente, están influidosen su visión <strong>de</strong>l mundo por sus respectivas religiones o cosmovisiones. Pero haydos aspectos que modifican completamente la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> esta moral pública enuna sociedad secularizada y en un Estado laico: en primer lugar, en virtud <strong>de</strong>l crecientepapel <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> conciencia, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir lo que102