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GÉNERO, CULTURA Y SOCIEDAD - Programa de Equidad de ...

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algún fin, tangible o intangible, <strong>de</strong> este último”. 6 Es tarea <strong>de</strong> una sociedad liberal,pensaba Shklar, evitar el sufrimiento y construir una sociedad libre a partir <strong>de</strong> la ausencia<strong>de</strong> temores y <strong>de</strong> la eliminación, con todos los instrumentos legales y políticosa la mano, <strong>de</strong>l “miedo al miedo”. Una sociedad mo<strong>de</strong>rada se compromete conla erradicación <strong>de</strong> todo trato cruel, inhumano y <strong>de</strong>gradante –tortura y vejaciones físicas–,y <strong>de</strong> esta manera, <strong>de</strong> cualquier forma <strong>de</strong> fundamentalismo violento y <strong>de</strong> terrorismo<strong>de</strong> Estado, cuya finalidad es la creación <strong>de</strong> un temor generalizado en lasociedad.Por su parte, una sociedad <strong>de</strong>cente, en palabras <strong>de</strong> Margalit-Shklar, pone elacento en la crueldad psicológica o mental, en la <strong>de</strong>gradación <strong>de</strong> la autoestima, enla humillación a través <strong>de</strong> acciones u omisiones realizadas por seres humanos. El<strong>de</strong>sempleo, la miseria y la pobreza, las enfermeda<strong>de</strong>s que pue<strong>de</strong>n ser atendidas ycuradas a tiempo, el analfabetismo, la imposibilidad <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a espacios públicos<strong>de</strong> recreación y cultura, la privación <strong>de</strong> futuro para nuestros jóvenes, el trato alprójimo como un ser no humano, inexistente o invisible, son situaciones humillantes.No se trata <strong>de</strong> “<strong>de</strong>sgracias” o <strong>de</strong> acciones naturales incontrolables por las personas,sino <strong>de</strong> acciones u omisiones <strong>de</strong>liberadas o susceptibles <strong>de</strong> ser orientadaso reorientadas por la acción humana. Por ello se entien<strong>de</strong> que una <strong>de</strong> las formasmás grotescas <strong>de</strong> humillación es pensar que todos esos males son producto <strong>de</strong>fuerzas o leyes naturales contra las que sólo cabe esperar una actitud <strong>de</strong> resignación.Los apóstoles <strong>de</strong>l mercado a ultranza, por ejemplo, terminan borrando “losrostros <strong>de</strong> la injusticia”.Una sociedad <strong>de</strong>cente <strong>de</strong>be ser el preámbulo para una sociedad justa. En éstano sólo se ha eliminado la crueldad física y la humillación, sino que se ejercen accionesque permiten una a<strong>de</strong>cuada distribución <strong>de</strong> bienes, recursos y <strong>de</strong>rechosque exigen <strong>de</strong>l Estado acciones <strong>de</strong> bienestar <strong>de</strong>cididamente positivas. Es cierto,como sostiene Shklar, que a fuerza <strong>de</strong> insistir en los criterios <strong>de</strong> distribución, sehan <strong>de</strong>scuidado en los países <strong>de</strong>sarrollados las condiciones que hacen posible lamo<strong>de</strong>ración y la <strong>de</strong>cencia entre los miembros <strong>de</strong> la sociedad. Podría darse el casoque los individuos pertenecientes a una sociedad liberal y <strong>de</strong>mocrática se sientancomprometidos con la justicia <strong>de</strong> sus propios ciudadanos y, al mismo tiempo, no sesientan responsables <strong>de</strong> la humillación hacia personas que no cumplen con los criterios<strong>de</strong> pertenencia a dicha sociedad pero que, por muy diversas razones legítimas,viven en ella. Tal es el caso paradigmático <strong>de</strong> los inmigrantes o <strong>de</strong> los trabajadoresextranjeros, especialmente <strong>de</strong> las mujeres, que se ven en la necesidad <strong>de</strong>realizar el trabajo “sucio” que no realizan los miembros <strong>de</strong> la sociedad y a los queno se les consi<strong>de</strong>ra ciudadanos <strong>de</strong> la misma. No se trata sólo <strong>de</strong> un problema <strong>de</strong>6Judith Shklar, “The Liberalism of Fear” (1991), en Political Thought and Political Thinkers, Chicago,University of Chicago Press, 1998, p. 11.xi

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