Revista Quid 55

TORBELLINO
israelí
Las buenas personas (Alfaguara), de Nir Baram, mereció las mejores críticas de todo el mundo y
abrió un profundo debate en el mundo judío
Por Christian Kupchik
33
Lo primero que sorprende en Nir Baram (Jerusalén, 1976)
es su juventud. Y no sólo porque fisonómicamente aparenta
diez años menos de los que tiene, sino por la contundencia
y erudición de sus juicios. Las buenas personas (Alfaguara),
primera novela escrita por un israelí sobre la Segunda Guerra
Mundial sin ocuparse del Holocausto, mereció los mayores
elogios de la crítica en el mundo entero, y también abrió
un profundo debate en el mundo judío. Traducida en poco
tiempo a catorce idiomas, Baram, proveniente de una célebre
familia de políticos, no oculta nada: dice las cosas como las
siente y las siente como las piensa, con una audacia y originalidad
poco común.
–Por tratarse de una ficción, el libro sorprende por la
fidelidad histórica y el apabullante aparato documental
que presenta. ¿Cómo fue que lo concibió? Me gusta
jugar con las formas y con distintos tipos de novelas. En esta
obra me gustó jugar con el gesto de la novela realista de finales
del siglo XIX, aunque en la última parte me permití ser un
poco más especulativo. La Segunda Guerra Mundial formó
parte de mi conciencia desde que era muy chico, y francamente
ya estaba cansado de escuchar siempre la misma historia
acerca de este episodio, que se repetía sin alteraciones
en la escuela primaria, en la secundaria y en toda institución
israelí que se preciara. Me pareció que la Segunda Guerra
Mundial era el contexto ideal sobre el cual indagar una cantidad
de cuestiones que siempre veía muy oscuras desde el
relato oficial. La novela histórica me parece que tiene un
aspecto muy interesante: debe hablar y hacerse cargo de los
efectos en el presente de algo que sucedió en el pasado. No
se trata sólo de imitar un período histórico, sino hacer respirar
esa época a través de una ficción.
–Una novedad que presenta su novela se da a través