Revista Quid 55

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se orientó a la repostería en porción
individual y muy, pero muy vistosa, de
forma que se pudiera probar de todo
un poco sin esperar a que nadie corte la
torta. Si a esto se le suma el empuje que
brindaron las escuelas de cocina y la
mediatización de las actividades gastronómicas,
poco faltó para que preparar
dulzuras en casa (con aspecto profesional)
fuera una actividad “apta para todo
público”.
Al respecto, Isabel Vermal –propietaria
la pastelería boutique Smeterling y
conductora de varios programas para
ElGourmet.com– dice: “Los cupcakes
se han puesto muy de moda en todo el
mundo porque son un recurso divertido
y muy versátil, apto para profesionales
o amateurs. Lo que me gusta es que
permite que los chicos participen en la
decoración y liberen la imaginación. A
mi hija le encanta hacer cupcakes, es
un producto que gusta mucho entre los
adolescentes”.
El cupcake es una estrella de la pastelería
estadounidense y su cultura. Pocas
son las películas o series donde no aparezcan
y en muchos casos se vuelven
íconos como Magnolia Bakery en Sex
and the City. Por lo tanto no es extraño
que fuera una rubia de Beverly Hills
quien inaugurara la primera tienda de
cupcakes del mundo en 2005: Sprinkles
Cupcakes. Candace Nelson, fue una
auténtica pionera en el negocio ya que
no sólo visualizó la comercialización en
cadena sino que desarrolló el cupcake-
ATM algo así como un “cajero automático
de cupcakes” para que –sin importar
la hora–, nadie se quede con las ganas
de una dulzura. “Luego de graduarme
en mi curso de pastelería empecé un
negocio casero de tortas a pedido y
pronto me di cuenta de que ese tipo
de trabajos no eran muy frecuentes...
habiendo sido criada en la tradición de
que el postre debe ser una indulgencia
diaria, empecé a centrarme en cupcakes
en lugar de tortas”, explica Candance en
una entrevista para emprendedores.
Esta joven pastelera es también la estrella
del jurado de Cupcake Wars un exitoso
reality pastelero de Food Network
que se inició en 2010 y ya cuenta con
nueve temporadas.
En Argentina, la presencia de esta
pastelería tiene ya unos años y sigue cosechando
adeptos: “La tendencia actual
en mesas dulces le da mucha importancia
a la pastelería americana. La enorme
posibilidad que brindan a la hora de
personalizar los productos los convierten
en ideales para fiestas y ambientaciones
ya que se puede trabajar con
colores y motivos desde las invitaciones
hasta la decoración de cada galletita”,
nos cuenta Julia Velasco, directora de
Almanova detalles para celebrar.
A nivel local, la preparación y venta de
estos productos ofrece una oportunidad
artística y comercial a muchas personas
que hasta el momento sólo cocinaban
y decoraban para la familia y amigos.
Maia Fridman y Laura Colombo son
amigas desde la secundaria y su trabajo
para All you need is cupcakes hizo punta:
“Nuestra historia comenzó hace seis
años, el cupcake era un producto que
casi no existía en el país. A los pocos
meses decidimos probar la venta en
sitios on line y algo que empezó como
una posibilidad es hoy el sustento de
ambas, nos dedicamos 100% a esto”.
La sensibilidad para captar la idea que
pide el cliente y llevarla a la dulce realidad
es también un factor crucial en la
pastelería personalizada. Tal es el caso
de Sabrina Giorgi de Sacakes: “Lo que
más me gusta es la expresión de los nenes
al ver SU torta, ¡eso no tiene precio!
¡Hay nenas que han abrazado y besado
su torta muñeca! Eso me llena de alegría
y orgullo”.
Por otra parte, los admiradores de la
pastelería europea también cuentan con
sus novedades en pequeño formato o
mini-cakes, donde se lucen las texturas
de cremas, chocolates y mousses. Aquí
la estrella es la materia prima y por
supuesto la expertisse del pastelero ya
que se requiere una formación técnica
mucho más fuerte. Aquí se destacan los
clásicos franceses macarons, los italianos
cantuccini o detalles de lujo como
los “Saint-Honoré Lollipops” una reinterpretación
pop de la prestigiosa casa
parisina Dalloyau (donde una docena
de sus “inimythable®” macarons sale
unos –tal vez excesivos– 27 euros). Al
respecto, Luciano Diéguez (pastelero
para The BUE Trainers) cuenta sobre
su experiencia en París: “He probado
los macarons de todas las grandes
pastelerías, allí se valora mucho la presentación
¡los exhiben como joyas! ¿Detalles
de calidad? Las tapas deben ser
cremosas, suaves y parejas, la ‘pollerita’
de la base, prolija. La cantidad y calidad
del relleno es muy importante, es una
pieza de pastelería costosa y no se puede
rellenar con cualquier cosa. Finalmente,
cuando uno prueba, debe estar equilibrado
en textura, sabor y aroma”.