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Revista Quid 55

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nización fundada por el abogado de Martin Luther King,<br />

William Kunstler, y de la que yo también formé parte–,<br />

pasar una ley llamada Freedom of Information Act (Ley de<br />

libertad de información). Su premisa partía de que en una<br />

democracia todos los papeles generados por el gobierno<br />

pertenecen a los ciudadanos. Fue bajo esa ley que años después,<br />

Michael hizo un pedido a la CIA (Central Intelligence<br />

Agency), el Departamento de Defensa, la Casa Blanca y el<br />

FBI (Federal Bureau of Investigations) para acceder a los<br />

documentos relacionados con el Che Guevara. Siete años<br />

después del pedido, o sea, hace 17 años, obtuvimos los primeros<br />

documentos del FBI que publicamos en un libro de 1997<br />

llamado Che Guevara y el FBI, los documentos secretos sobre<br />

el revolucionario latinoamericano. Luego, años después, recibimos<br />

otro conjunto de documentos, estos eran de la Casa<br />

Blanca, el Departamento de Defensa y de la CIA. Y como<br />

para esa época ya se había publicado bastante material sobre<br />

la vida del Che, incluyendo cuatro biografías importantes, las<br />

leímos y al compararlas con los documentos que habíamos recibido,<br />

nos dimos cuenta de que la historia completa sobre el<br />

asesinato del Che nunca había sido totalmente comprendida.<br />

Los hechos que conocemos ahora y las circunstancias que los<br />

rodearon llevarían a cualquier estudiante objetivo a la conclusión<br />

de que el gobierno estadounidense, en particular la CIA,<br />

mandó asesinar al Che Guevara. La operación fue organizada<br />

desde la Casa Blanca por un hombre llamado Walt Whitman<br />

Rostow que reportaba directamente a Lyndon Johnson. Tenemos<br />

sus cartas a Johnson en donde dice cosas como: “las<br />

tropas en Bolivia que hemos entrenado finalmente lo agarraron”,<br />

o “documentación recién recibida prueba sin ninguna<br />

duda, que es Che Guevara el asesinado”. ¿Cuál fue la documentación<br />

recibida?: luego de que mataran al Che, sus manos<br />

fueron cortadas y enviadas por avión a Langley, Virginia, al<br />

cuartel general de la CIA, y a su vez el gobierno argentino<br />

proveyó las huellas digitales del Che, para que pudieran comprobar<br />

que era el a quien habían matado, tal como querían.<br />

Mira... (saca un documento con imágenes, en la foto, Michael<br />

señala a un sujeto parado y uniformado sacando pecho tras el<br />

cuerpo sin vida del Che, su rostro está tachado con fibra negra),<br />

este hombre aquí parado es Gustavo Villoldo que fue<br />

el agente principal de la CIA en el lugar en aquel momento,<br />

trabajó con Félix Rodríguez. En la biografía que publicó<br />

Jorge Castañares –un profesor y un diplomático mexicano<br />

que escribió una biografía del Che–, Villoldo mismo cuenta<br />

que fue contratado por la CIA, que voló a La Paz y que fue<br />

directo del aeropuerto a la casa del general Barrientos para<br />

decirle al dictador que ellos (la CIA) lo querían muerto y Barrientos<br />

les dio su palabra como presidente de Bolivia que si lo<br />

atrapaban, lo matarían. Esto está citado en los documentos.<br />

–¿El ejército de Bolivia nunca hubiera tomado esa decisión<br />

por sí mismos? No, el gobierno boliviano era cliente<br />

de los Estados Unidos, por ejemplo, de los principales 23 generales<br />

que dirigían ese gobierno, 21 fueron entrenados en la<br />

Escuela de las Américas en Panamá, la reconocida Escuela de<br />

los golpes... Seguramente el gobierno boliviano tenía su propio<br />

interés en pavonearse por matar al Che, al mismo tiempo<br />

que eliminaban una amenaza, pero no harían nada sin la venia<br />

de sus socios estadounidenses. Fue Estados Unidos el que<br />

derrocó al gobierno democrático de Paz Estensorro en 1964,<br />

permitiendo que la dictadura de Barrientos se instalara en<br />

el poder. Esa es una historia importante, porque después del<br />

éxito de la Revolución Cubana en 1959, los Estados Unidos<br />

intentaron aislar a Cuba, porque no les gustó que los cubanos<br />

tomaran control de su propia economía, de la misma manera<br />

que no les gusta hoy que la Argentina desafíe a los fondos buitre.<br />

Así, salvo México que pudo resistir, los demás gobiernos<br />

que desafiaron el poder estadounidense, fueron cayendo uno<br />

detrás otro, Bolivia en el 64, luego Brasil, Uruguay, Chile en el<br />

71 –el otro 11 de septiembre–, y luego la Argentina misma.<br />

–En el libro se explica cómo los servicios secretos aplican<br />

la doctrina de “Negación plausible”, una fórmula<br />

que les permite moverse de manera independiente al<br />

gobierno y que al mismo tiempo les permitió ir transformándose<br />

en organizaciones armadas independientes,<br />

pero al mismo tiempo institucionalizadas. ¿Cómo<br />

se llegó a esta situación? La CIA fue creada en 1947 con<br />

el propósito de proveer al Poder Ejecutivo con inteligencia.<br />

Después de que los japoneses atacaran Pearl Harbor sin que<br />

nadie de la rama ejecutiva se hubiera enterado de nada. Allí<br />

el gobierno y las elites estadounidenses se dieron cuenta de<br />

que necesitaban un servicio de inteligencia. Un año después,<br />

un memorándum escrito por George F. Kennan, permitió<br />

que la CIA realizara un número de actividades ilegales, fue<br />

un memorándum de seguridad nacional que citamos en el libro.<br />

El mismo Kennan confesó más tarde que ese fue el peor<br />

error de su vida. Entonces, como consecuencia de que la CIA<br />

hiciera estas acciones ilegales, el gobierno debía poder negar<br />

su participación en los mismos, por lo que la doctrina de<br />

“Negación plausible” (Plausible Deniability) surge como una<br />

necesidad de liberar al gobierno de la responsabilidad política.<br />

Richard Helms, el director adjunto de planificación de la<br />

CIA en los 60, fue interrogado por el senador Frank Church<br />

durante una investigación del Senado en 1975, y le preguntó<br />

si cuando realizaron determinados asesinatos le habían avisado<br />

al presidente Kennedy, a lo que Helms respondió que<br />

no, “porque no se pone al presidente de los Estados Unidos<br />

en una posición embarazosa hablando en su presencia de<br />

asesinatos de otros líderes políticos”. Por lo que esta doctrina<br />

resulta en un concepto orwelliano, porque transforma la mentira<br />

en algo oficial, hace que la hipocresía pase a ser la forma<br />

de operar. Y así se manejan desde el 48 hasta hoy.<br />

–¿Tan sólo con esto se desliga la responsabilidad legal<br />

del gobierno estadounidense? Estados Unidos es responsable<br />

ya desde que es uno de los firmantes del tratado de<br />

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