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quierda no sólo israelí, sino de cualquier parte del mundo,<br />
es que se quejan de todo sin proponer una sola idea factible,<br />
realizable y positiva. Me parece absolutamente inconducente<br />
esa posición, hay que arriesgar algún tipo de propuesta. Yo,<br />
por ejemplo, no creo en un Estado judío sino en un Estado<br />
para todos los israelíes, lo cual también sería lo mejor para los<br />
propios judíos. Para mí es importante tratar de convencer a<br />
la mayor cantidad de gente posible que esta es la mejor solución,<br />
no solamente decirles que son malos, que son responsables,<br />
que son culpables de todo lo que nos pasa.<br />
–Hay una serie de prestigiosos escritores israelíes,<br />
ampliamente conocidos en el mundo, como Amos Oz,<br />
David Grossman o A. B. Yehoshúa, que tienen una posición<br />
similar. ¿Expresan un pensamiento de los intelectuales<br />
o es algo generalizado? Quizá debiera aclarar que<br />
mis convicciones políticas preceden a mi actividad profesional<br />
como escritor. Cuando tenía veinte años, estando en el ejército,<br />
participé en algunas manifestaciones en Jerusalén. Siempre<br />
me interesó la política. Hay una diferencia muy grande<br />
entre la generación de Amos Oz, por ejemplo, y la mía. El rol<br />
que tenían los escritores de esa generación era mucho más<br />
importante que el nuestro. En Israel a nadie le importa demasiado<br />
lo que piensen los escritores, y quizá tienen mucha<br />
razón. Mis actividades y puntos de vista políticos no tienen<br />
que ver con el hecho de ser escritor, sino con el de ser un<br />
ciudadano israelí al que le preocupa lo que sucede. También<br />
es importante comprender las diferentes visiones. Esta generación<br />
cree que dentro del Estado de Israel se puede convivir<br />
en paz, democráticamente, etc., pero este Estado judío considera<br />
que los judíos son una raza superior a cualquier otra etnia<br />
y eso es un mecanismo inherente al Estado judío. De allí<br />
que proclamar un Estado para todos los israelíes resulta una<br />
idea tan controversial como revolucionaria. La participación<br />
de los escritores en la realidad política está ligada al hecho de<br />
que se trata de una sociedad muy nueva y extremadamente<br />
politizada<br />
Las buenas personas,<br />
de Nir Baram<br />
Alfaguara, 2014