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Revista Quid 55

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Murió, como Jimi Hendrix, Jim Morrison, Brian Jones y Kurt Cobain, a los 27 años. Los que<br />

trabajaban con ella, la admiraban: “Nunca he visto a ningún otro artista improvisar como si<br />

alguien le estuviera apuñalando el corazón”, dijo Zalon Thompson, corista y amigo cercano.<br />

Cuando cantaba era como si estuviera leyendo su diario. Parece algo muy sencillo, pero de<br />

verdad conseguía conectar. Era una verdad andante”.<br />

Mientras se configuraba una gira europea de doce fechas para la primavera de 2011, Winehouse<br />

ingresó, a pedido de su padre, en la famosa clínica londinense Priory (predilecta de<br />

los famosos locales a la hora de desintoxicarse) para una “evaluación de la rehabilitación”.<br />

Salió de allí días después. Le permitieron completar el resto del tratamiento como paciente<br />

externo para no dejar de lado la gira. Su representante afirmó en un reportaje que Winehouse<br />

estaba “lista para tocar en Europa en verano y deseando mucho hacerlo”. Pero nada que ver:<br />

“Antes de empezar, todo parecía ir a la perfección: tocó en el garito londinense 100 Club, y<br />

aquí también –dijo Charles-Rider, del bar Hawley’s Arms–. Parecía muy motivada. El color<br />

había vuelto a su cara y había ganado un poco de peso: era como si la vieja Amy estuviera de<br />

vuelta”. Sin embargo, el primer concierto de la gira, el 18 de junio en el parque Kalemegdan<br />

de Belgrado, Serbia, fue un desastre. Ante 20 mil personas, borracha, Winehouse se perdía las<br />

entradas de los músicos, olvidaba las letras y dejaba de cantar estrofas enteras, mientras sus<br />

coristas remaban la situación. La gente empezó a silbar, y ella les tiró un zapato. El 21 de junio,<br />

después que un video de su actuación recorriera todo el mundo, su representante anunció<br />

que la cantante “cancelaba todas las actuaciones programadas”, es decir, las once restantes. El<br />

desastre de Belgrado desató una tormenta de críticas de los medios y fue el último concierto<br />

de su carrera.<br />

“Todo el mundo desea hacer lo posible para lograr que se recupere completamente, y tendrá<br />

todo el tiempo necesario para conseguirlo”, repitió hasta el hartazgo su representante. Su<br />

última aparición pública fue tres días antes de su muerte, cuando salió al escenario del Camden<br />

Roundhouse, durante un show de su ahijada artística y compatriota Dionne Bromfield,<br />

mientras esta cantaba Mamma said, de las Shirelles. Estaba sobria pero tensa. Remi contó que<br />

Winehouse debería haber asistido a la boda de su primer mánager, Nick Shymansky, el día<br />

después de su muerte, y que tenía planes para irse de vacaciones a Barbados y festejar ahí su<br />

cumpleaños. Coincidió con Mitch en que había mejorado, a pesar de todo: “Ella estaba mejor<br />

que hace tres años, eso seguro, y en un lugar diferente. Se ha ido, pero lo que ha hecho, perdurará<br />

para siempre”.<br />

El 23 de julio de 2011 su compañía discográfica Universal Republic dijo que todos allí estaban<br />

“profundamente entristecidos por la pérdida repentina de un músico tan talentoso, artista y<br />

performer”. La encontraron muerta en su casa de Camden por un miembro de su equipo de<br />

seguridad. La causa fue establecida como envenenamiento accidental de alcohol. Varios colegas<br />

como George Michael le rindieron homenaje (“era una de las cantautoras más talentosas<br />

de nuestro tiempo”).<br />

La noticia recorrió el mundo. Gustavo Álvarez Núñez, músico, escritor y periodista, se enteró<br />

por televisión, en Europa: “Había muerto Amy Winehouse. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué<br />

había pasado? ¡Malditos 27 años que se llevaban la vida de otra estrella de rock! Como dos<br />

horas me quedé hipnotizado en el bar viendo imágenes de shows de Amy. Obviamente, a lo<br />

Crónica TV, el repertorio en que se hacía hincapié era el de sus últimos conciertos donde la<br />

embriaguez le ganaba sin pudor a la artista. Su desmadre, su desaire, era lo que quedaba de<br />

ese cuerpo pequeño y esa voz gigante. Me acordé del último Serge Gainsbourg, que iba a los<br />

estudios de televisión totalmente alcoholizado, y que decía cosas sin sentido a troche y moche.<br />

¿Qué entorno los cobijaba? Esa soledad tan expuesta me trajo a la memoria la frase de Janis<br />

Joplin, otra que integra el club de los 27: ‘En el escenario, le hago el amor a 25 mil personas<br />

diferentes, luego me voy a casa sola’. Porque si bien nos quedarán las canciones de Amy –una<br />

intérprete muy intensa, que arañaba con una rabia muy bella cada una de las palabras que<br />

entonaba–, temo que la imagen que se retomará en el recuerdo sea la del extravío, como si<br />

ese Rehab del que se mofaba sobreviviera impertérrito a la pureza dramática de su voz.”<br />

Su funeral tuvo lugar en Londres, el 26 de julio de 2011

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