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Revista Quid 55

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Viaje al futuro<br />

Katja Alemann presentó hace días en el Centro Cultural Recoleta su tercer libro, Dos mil sin cuenta,<br />

una novela que intenta despertar conciencias para cuidar el planeta<br />

Por Pablo Bassi<br />

Definitivamente alejada de esa época de símbolo sexual de los<br />

años ochenta, incursionó en la década siguiente en el estudio del<br />

canto, que sumado a sus conocimientos de piano y composición,<br />

la impulsaron a grabar en un mismo disco boleros, rock y tango.<br />

Por entonces continuaba vigente su sociedad comercial y amorosa<br />

con Omar Chabán, a quien Alemann le prestó dinero para<br />

abrir Cemento.<br />

En 1993 escribió su primer libro: Eróticamente, que era un compendio<br />

de sus columnas en la revista Eroticón. Al año publicó<br />

Cuentos del Boulevard, también de contenido erótico.<br />

Desde hace un tiempo, Alemann participa de una organización<br />

que se llama ReciclARTE, que persigue la generación de nuevos<br />

hábitos para aprender a reciclar “hechos y desechos”. “Lo que<br />

más me costó fue la bolsa del supermercado; cada vez que me la<br />

olvidaba volvía a buscarla. Finalmente logré que la incorpore el<br />

resto de mi familia. Llevo el plástico y los tetra brick a una fundación;<br />

también los frascos de shampoo y productos de limpieza,<br />

siempre limpios y aplastados; el aceite usado, empleado para<br />

hacer biocombustible; los papeles y las botellas de vidrio. Hago<br />

ecoladrillos con botellas rellenas con envoltorios y con los residuos<br />

orgánicos”.<br />

Tres años atrás decidió echar mano a la literatura para difundir<br />

la problemática. Abrió para ello un blog, delineó un contexto<br />

argumental y fue construyendo Dos mil sin cuenta, una novela<br />

interactiva con el aporte de los lectores. “Les propongo imaginar,<br />

aceptando la sugerencia de un participante del blog, palabras<br />

nuevas, inventadas o derivadas de otras, que nombren cosas que<br />

imaginemos, cosas, sentimientos, pensamientos, acciones, formas<br />

de hablar, todo lo que pueda conformar el nuevo mundo”, posteó<br />

Alemann en un principio.<br />

“En medio de este virulento fin de la Era de Piscis y comienzo de<br />

la Era de Acuario, la supervivencia de nuestra especie está puesta<br />

en jaque. Pero aún calculando el mayor desastre, resultante del<br />

efecto del cambio climático, los sobrevivientes de este cuento se<br />

las ingenian para ser felices y sobre todo, seguir viviendo”, introdujo<br />

después.<br />

–¿Por qué decidió escribir un libro colectivamente? ¿Qué<br />

aporta esta modalidad? Las redes sociales y los blogs me parecen<br />

herramientas muy interesantes para saber cuál es el pensamiento<br />

colectivo sobre ciertos temas. La novela tiene una narrativa<br />

propia, independiente de los aportes virtuales, pero algunas<br />

ideas y propuestas fueron incluidas, por ejemplo, el nombre de<br />

la holopantalla que está en el living del Casco La Rosalinda, una<br />

suerte de Skype holográfico, que los asignados a este Casco apodaron<br />

cariñosamente Platón. El nombre de Platón fue un aporte<br />

que me hicieron cuando pedí pensar colectivamente qué apodo<br />

podría ser gracioso.<br />

–¿Qué cuenta el libro? El eje de la historia es un escenario<br />

post apocalíptico, en el que los sobrevivientes piensan qué podrían<br />

haber hecho para evitar el desastre y qué van a hacer ahora<br />

para ser felices. En este Casco, del que no pueden irse porque<br />

está todo inundado y el mundo como era ya no existe, los siete<br />

personajes resuelven la acotada vida que tienen, dando valor a lo<br />

poco que hay, suficiente sin embargo para comer, beber, y tener<br />

resguardo. Es una distopía pampeana, como me ha dicho una<br />

lectora, porque la identidad nacional trasunta en los personajes,<br />

aunque no hay referencias regionales. El humor es un ingrediente<br />

siempre presente en esta novela, que, como otro lector ha<br />

observado, es desesperantemente cómica.<br />

–Inicialmente arrojó un contexto temporal y una propuesta<br />

de personajes con una crítica sistémica al consumo y<br />

la contaminación. ¿Cómo sintetizaría esa crítica? La idea<br />

central de este libro es provocar la reflexión sobre las consecuencias<br />

de nuestros hábitos de consumo y descarte. ReciclARTE y<br />

el arte de reciclar las ideas, promueve eventos artísticos diversos<br />

para instalar el debate acerca de nuestras responsabilidades individuales<br />

con respecto a lo que dejaremos de nuestro paso por el<br />

mundo a las generaciones venideras. La propuesta en el muro de<br />

Facebook de contar qué hace cada uno en pos de un mundo mejor,<br />

tuvo bastante repercusión y quedaron algunos testimonios.<br />

–¿Gran cantidad de actores interpretaron la novela durante<br />

la presentación? Sí, esta historia es un proyecto de<br />

transmedia, y en la presentación en el Centro Cultural Recoleta<br />

hubo una escena de teatro leído, con los actores que encarnan los<br />

personajes que viven en el Casco. Déborah Dixon, José María<br />

Muscari, Guillermo Pfening, Mausi Martínez, Germán Brito,<br />

Eugenia Rosales, Carlos Santamaría, quienes leen la escena de<br />

“La comilona”, capítulo de la novela, desarrollado teatralmente.<br />

La idea es convertir esta historia en una pieza de teatro el año<br />

entrante<br />

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