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Viaje al futuro<br />
Katja Alemann presentó hace días en el Centro Cultural Recoleta su tercer libro, Dos mil sin cuenta,<br />
una novela que intenta despertar conciencias para cuidar el planeta<br />
Por Pablo Bassi<br />
Definitivamente alejada de esa época de símbolo sexual de los<br />
años ochenta, incursionó en la década siguiente en el estudio del<br />
canto, que sumado a sus conocimientos de piano y composición,<br />
la impulsaron a grabar en un mismo disco boleros, rock y tango.<br />
Por entonces continuaba vigente su sociedad comercial y amorosa<br />
con Omar Chabán, a quien Alemann le prestó dinero para<br />
abrir Cemento.<br />
En 1993 escribió su primer libro: Eróticamente, que era un compendio<br />
de sus columnas en la revista Eroticón. Al año publicó<br />
Cuentos del Boulevard, también de contenido erótico.<br />
Desde hace un tiempo, Alemann participa de una organización<br />
que se llama ReciclARTE, que persigue la generación de nuevos<br />
hábitos para aprender a reciclar “hechos y desechos”. “Lo que<br />
más me costó fue la bolsa del supermercado; cada vez que me la<br />
olvidaba volvía a buscarla. Finalmente logré que la incorpore el<br />
resto de mi familia. Llevo el plástico y los tetra brick a una fundación;<br />
también los frascos de shampoo y productos de limpieza,<br />
siempre limpios y aplastados; el aceite usado, empleado para<br />
hacer biocombustible; los papeles y las botellas de vidrio. Hago<br />
ecoladrillos con botellas rellenas con envoltorios y con los residuos<br />
orgánicos”.<br />
Tres años atrás decidió echar mano a la literatura para difundir<br />
la problemática. Abrió para ello un blog, delineó un contexto<br />
argumental y fue construyendo Dos mil sin cuenta, una novela<br />
interactiva con el aporte de los lectores. “Les propongo imaginar,<br />
aceptando la sugerencia de un participante del blog, palabras<br />
nuevas, inventadas o derivadas de otras, que nombren cosas que<br />
imaginemos, cosas, sentimientos, pensamientos, acciones, formas<br />
de hablar, todo lo que pueda conformar el nuevo mundo”, posteó<br />
Alemann en un principio.<br />
“En medio de este virulento fin de la Era de Piscis y comienzo de<br />
la Era de Acuario, la supervivencia de nuestra especie está puesta<br />
en jaque. Pero aún calculando el mayor desastre, resultante del<br />
efecto del cambio climático, los sobrevivientes de este cuento se<br />
las ingenian para ser felices y sobre todo, seguir viviendo”, introdujo<br />
después.<br />
–¿Por qué decidió escribir un libro colectivamente? ¿Qué<br />
aporta esta modalidad? Las redes sociales y los blogs me parecen<br />
herramientas muy interesantes para saber cuál es el pensamiento<br />
colectivo sobre ciertos temas. La novela tiene una narrativa<br />
propia, independiente de los aportes virtuales, pero algunas<br />
ideas y propuestas fueron incluidas, por ejemplo, el nombre de<br />
la holopantalla que está en el living del Casco La Rosalinda, una<br />
suerte de Skype holográfico, que los asignados a este Casco apodaron<br />
cariñosamente Platón. El nombre de Platón fue un aporte<br />
que me hicieron cuando pedí pensar colectivamente qué apodo<br />
podría ser gracioso.<br />
–¿Qué cuenta el libro? El eje de la historia es un escenario<br />
post apocalíptico, en el que los sobrevivientes piensan qué podrían<br />
haber hecho para evitar el desastre y qué van a hacer ahora<br />
para ser felices. En este Casco, del que no pueden irse porque<br />
está todo inundado y el mundo como era ya no existe, los siete<br />
personajes resuelven la acotada vida que tienen, dando valor a lo<br />
poco que hay, suficiente sin embargo para comer, beber, y tener<br />
resguardo. Es una distopía pampeana, como me ha dicho una<br />
lectora, porque la identidad nacional trasunta en los personajes,<br />
aunque no hay referencias regionales. El humor es un ingrediente<br />
siempre presente en esta novela, que, como otro lector ha<br />
observado, es desesperantemente cómica.<br />
–Inicialmente arrojó un contexto temporal y una propuesta<br />
de personajes con una crítica sistémica al consumo y<br />
la contaminación. ¿Cómo sintetizaría esa crítica? La idea<br />
central de este libro es provocar la reflexión sobre las consecuencias<br />
de nuestros hábitos de consumo y descarte. ReciclARTE y<br />
el arte de reciclar las ideas, promueve eventos artísticos diversos<br />
para instalar el debate acerca de nuestras responsabilidades individuales<br />
con respecto a lo que dejaremos de nuestro paso por el<br />
mundo a las generaciones venideras. La propuesta en el muro de<br />
Facebook de contar qué hace cada uno en pos de un mundo mejor,<br />
tuvo bastante repercusión y quedaron algunos testimonios.<br />
–¿Gran cantidad de actores interpretaron la novela durante<br />
la presentación? Sí, esta historia es un proyecto de<br />
transmedia, y en la presentación en el Centro Cultural Recoleta<br />
hubo una escena de teatro leído, con los actores que encarnan los<br />
personajes que viven en el Casco. Déborah Dixon, José María<br />
Muscari, Guillermo Pfening, Mausi Martínez, Germán Brito,<br />
Eugenia Rosales, Carlos Santamaría, quienes leen la escena de<br />
“La comilona”, capítulo de la novela, desarrollado teatralmente.<br />
La idea es convertir esta historia en una pieza de teatro el año<br />
entrante<br />
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