20.07.2015 Views

Revista Quid 55

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

quiere saber más nada con él, sino las<br />

consecuencias que pueden provocar en<br />

la salud.<br />

Está comprobado que exponerse a<br />

sonidos de más de 60 decibeles produce<br />

pérdida de la audición, agitación<br />

respiratoria, aceleración del pulso,<br />

taquicardias, aumento de la presión arterial,<br />

dolor de cabeza, menor irrigación<br />

sanguínea y mayor actividad muscular.<br />

A más de 85 decibeles, y en personas<br />

con problemas cardiovasculares, arteriosclerosis<br />

o problemas coronarios, los<br />

ruidos fuertes y súbitos pueden llegar a<br />

causar hasta un infarto. Y a los diabéticos,<br />

aumento de la glucosa en la sangre.<br />

Puede provocar insomnio, fatiga, estrés,<br />

depresión y ansiedad, irritabilidad y<br />

agresividad, histeria y neurosis, aislamiento<br />

social e inhibición sexual. La<br />

OMS decretó al ruido como una contaminación<br />

en 1972.<br />

Pero si bien la polución sonora puede<br />

ser las más perceptibles, las hay de<br />

infinidad de formas: lumínica, térmica,<br />

radioactiva, espacial, tecnológica, del<br />

suelo, del agua, del aire…<br />

Los primeros registros del smog datan<br />

de 1272, cuando Eduardo I de Inglaterra<br />

prohibió la quema de carbón<br />

en Londres debido a que la polución<br />

atmosférica se había convertido en un<br />

verdadero problema. Fue también en la<br />

capital inglesa donde la contaminación<br />

del agua provocó los primeros desastres.<br />

Se trató del llamado Gran Hedor del<br />

Río Támesis de 1858, y eso fue lo que<br />

llevó a que construyeran el sistema de<br />

alcantarillas de Londres.<br />

Pero la contaminación medioambiental<br />

se dio con mayor énfasis a partir de la<br />

Revolución Industrial, con la aparición<br />

de las grandes fábricas consumiendo<br />

enormes cantidades de carbón, además<br />

de otros combustibles fósiles, y vertiendo<br />

productos químicos industriales al<br />

ambiente. Sin embargo, no fue en Inglaterra,<br />

sino en las ciudades estadounidenses<br />

de Chicago y Cincinnati donde<br />

se promulgaron las primeras leyes que<br />

intentaron garantizar el aire limpio.<br />

Aunque no por eso lograron detener el<br />

smog, considerado el mayor riesgo medioambiental<br />

para la salud.<br />

La Ley de Calidad del Aire y Protección<br />

de la Atmósfera, que rige desde el 16 de<br />

noviembre de 2007, define a ese tipo de<br />

contaminación como “la presencia en la<br />

atmósfera de materias, sustancias o formas<br />

de energía que impliquen molestia<br />

grave, riesgo o daño para la seguridad<br />

o la salud de las personas, el medio<br />

ambiente y demás bienes de cualquier<br />

naturaleza”. Los principales responsables<br />

de la contaminación atmosférica<br />

son las industrias que utilizan procesos<br />

de combustión, los automóviles y las calefacciones<br />

residenciales, que generan<br />

dióxido y monóxido de carbono, óxidos<br />

de nitrógeno y azufre, entre otros contaminantes.<br />

La atmósfera es la capa que envuelve la<br />

Tierra y está formada por una veintena<br />

de gases que mantienen las mismas<br />

proporciones constantemente. Cuando<br />

eso se altera, fundamentalmente debido<br />

a la actividad del hombre, esos gases<br />

cambian sus proporciones naturales y la<br />

composición atmosférica se contamina,<br />

degradando la calidad del aire. Muchas<br />

veces en niveles superiores a lo tolerable<br />

para la salud.<br />

Las zonas más afectadas se encuentran<br />

en los países en vías de desarrollo y<br />

emergentes en el sur, sudeste y este de<br />

Asia. En China e India se registraron<br />

tres cuartas partes de las muertes debidas<br />

al smog. El problema es tan grave<br />

que suele haber escasez de barbijos por<br />

la gran demanda.<br />

En los países industrializados de Europa,<br />

279.000 muertes fueron vinculadas<br />

a la contaminación del aire unas décadas<br />

atrás. Sin embargo, han tomado<br />

conciencia y logrado reducirla significativamente<br />

utilizando tecnologías más<br />

eficientes para la producción energética<br />

y el transporte, entre otras cosas. Ejemplo<br />

que tarde o temprano deberán seguir<br />

los países del resto del mundo.<br />

Buenos Aires, a pesar de superar la<br />

marca de microgramos por metro cúbico<br />

aconsejada por la OMS, no saca tan<br />

malas notas en esta materia. Sobre todo<br />

en comparación a otras ciudades. Mientras<br />

que la capital argentina alcanza los<br />

30 mg/m3, 10 mg más que lo considerado<br />

normal, el DF de México rompe<br />

todas las marcas con una concentración<br />

promedio anual de 93 mg/m3. Con<br />

menos contaminación, pero igualmente<br />

de irrespirables se consideran ciudades<br />

como Santiago, Lima, Bogotá, Quito y<br />

San Pablo. Sin embargo, los modelos a<br />

seguir podrían ser urbes como Montevideo<br />

o San José de Costa Rica.<br />

Pero no toda la basura que pulula por<br />

el planeta es tan perceptible como la<br />

del agua –basta con recordar el ejemplo<br />

del Riachuelo–, el aire y el ruido. Hay<br />

mugre orbitando alrededor de la Tierra<br />

que está compuesta por restos de cohetes,<br />

satélites en desuso, restos de explosiones<br />

y demás elementos artificiales.<br />

También hay contaminación radioactiva,<br />

producto de las prácticas en física atómica<br />

que comenzaron en el siglo XX, la<br />

que proviene de los desperfectos en las<br />

plantas nucleares o por investigaciones<br />

en bombas atómicas. Estos factores<br />

pueden causar también contaminación<br />

térmica, un aumento artificial de la<br />

temperatura que provoca shocks en los<br />

ecosistemas.<br />

Pero la lista no acaba, se le suma la contaminación<br />

visual, los cables de energía<br />

eléctrica y de teléfono colgando por todos<br />

lados, los carteles publicitarios cada<br />

vez más sofisticados, brillantes y llamativos.<br />

Y la lumínica, que tiene que ver<br />

con las miles de millones de luces que<br />

se encienden por las noches, y apagan<br />

las estrellas.<br />

Contaminación en las calles, contaminación<br />

en la televisión, contaminación<br />

en los medios de comunicación, en la<br />

comida, en las palabras, en las relaciones…<br />

Difícil entender cómo sobrevivimos<br />

a tanta basura<br />

57

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!