Revista Quid 55

enigmas, si ha llegado a la luna, si por medio de la ciencia encontró
remedio a problemas de salud anteriormente insolubles,
degrada normas morales y sociales que facilitan la convivencia?
–¿Qué es el destrato y cuál sería el ejemplo más evidente?
GH: El destrato es hijo de la indiferencia. Desconfirmar a
alguien con indiferencia total es negarlo como ser. Ejemplos
cotidianos del destrato se manifiestan al no prestar atención a
una persona cuando habla o no tener en cuenta sus necesidades
emocionales. Un caso común se da después de una entrevista
de trabajo, cuando dicen “lo vamos a llamar por un sí o por un
no” y en el caso negativo nunca lo hacen.
–¿Cómo puede el silencio convertirse en maltrato? GH:
El silencio hostil se percibe casi como un acto de violencia física.
Cuando alguien le niega la palabra a otro, le está diciendo
que lo deja afuera de su radio de reconocimiento humano. Es el
destrato, es decir, la indiferencia en su grado extremo. El silencio
también puede convertirse en automaltrato y es cuando la
víctima amedrentada no puede denunciar lo que le ocurre.
–¿Qué es la violencia “invisible” o “imperceptible”? GH:
El maltrato y la violencia se filtran en nuestra cotidianidad y
se arraigan en nuestro entorno. A veces se produce en formas
solapadas, que son más peligrosas que las evidentes por la dificultad
de detección. La nocividad del maltrato imperceptible,
puede herir, malograr y hasta matar. Esas formas solapadas, son
las que comúnmente se conocen como violencia invisible, a la
que nosotras preferimos denominar como violencia imperceptible.
Hacemos esta diferenciación porque pensamos que el
concepto de invisibilidad habilita a una cierta impunidad para
quienes ejercen ese tipo de violencia. Sería como justificar la
imposibilidad de verla. Si bien el límite entre lo imperceptible
y lo perceptible puede ser difuso, es posible descubrir este tipo
de maltrato con sagacidad y habilidad. Algunas personas podrán
detectarlo de inmediato, otras con mayor esfuerzo, y otras con
la intervención de un tercero. De esta manera promovemos el
entrenamiento de las percepciones para que nadie pueda dejar
de descubrir y señalar el maltrato en cualquiera de sus formas.
–En el libro le dedican una buena cantidad de páginas
al maltrato médico, ¿cuáles son los ejemplos más representativos?
GC: Hay muchísimos profesionales de la salud que
actúan de forma compasiva, pero, desgraciadamente también
están los otros. En la sociedad actual, aparece un fenómeno paradojal
y es que a medida que la medicina adquirió mayor perfeccionamiento
técnico, parecería haberse debilitado la mirada
humanitaria hacia el paciente o a sus familiares.
–¿De qué formas se da el moobying y por qué motivos se
produce? GH: Suele manifestarse con expresiones injuriosas
o ultrajantes, con utilización de burlas soeces alusivas a la raza,
el género, el origen familiar o nacional, la preferencia política o
el estatus social. Son frecuentes los comentarios hostiles y humillantes
de descalificación profesional o amenazas de despido;
denuncias reiteradas e injustificadas referentes al cumplimiento
de horarios; comentarios alusivos concernientes a la intimidad
de la persona, etc., etc. Es posible que en algunos casos se utilice
el moobying para acceder o mantenerse en el poder. No
debemos olvidar que un perverso utiliza cualquier medio para
lograr su objetivo. Provoca una enorme fragilidad en el otro con
la intención de que no pueda defenderse.
Cuando hay violencia física, el agresor queda expuesto a los
ojos de los demás, pero en este tipo de abuso, el acoso queda
circunscripto al terreno intangible. Suele instaurarse un círculo
vicioso y perverso en el que se pone de manifiesto la conducta
temerosa y sumisa del acosado y esa conducta provoca nuevas
agresiones que perpetúan el ciclo.
–¿Cuáles son las características de los chicos que ejercen
bullying? GH: Si bien no hay un perfil determinado, podríamos
pensar que es un chico que aprendió y piensa que puede
acceder a un modelo de éxito por medio de la violencia. No se
mueven solos porque necesitan hacer valer su poder y para ello
requieren de la mirada del grupo, de un público que refrende
sus “exitosas” acciones. Carecen de empatía y tienen el poder
de detectar el punto débil del acosado. Pueden provenir de
diferentes contextos familiares, pero existen patrones de crianza
donde se fomenta la idea de que el éxito debe construirse aun
por sobre el padecimiento de los otros.
–¿Por qué creen que se dan tantos casos de violencia de
género? GC: La violencia contra las mujeres es un fenómeno
universal. Se presenta en distintas modalidades ya sea discriminación,
amenazas, privación de la libertad, o coerción. Puede
considerarse como violencia de género a cualquier daño o padecimiento
sexual, físico o psicológico orientado a la condición
de ser mujer. Generalmente es un proceso que va in crescendo.
Comienza con descalificaciones y agresiones sutiles que no son
fácilmente identificables por las víctimas. Está estrechamente
relacionado con la manipulación, violencia moral que suele ser
imperceptible para el entorno y es una de las manifestaciones
más frecuentes de violencia contra la mujer.
Ahora bien, pensar en la razón por la que se dan tantos casos
remite a un cúmulo de factores convergentes. La falta de preparación
profesional de algunos funcionarios para hacerse cargo
de la contención a las víctimas, la lentitud de la justicia, la falta
de políticas adecuadas, la perversión del sistema, etc. Es la sociedad
entera la responsable de un maltrato que podría evitarse.
Pero si el índice acusatorio está dirigido hacia la sociedad toda,
la responsabilidad se desvanece en una abstracción. Somos
todos y cada uno de los miembros de la sociedad, responsables
solidarios con la deficiencia del sistema.
–¿De qué forma se manipula a las personas a través del
marketing? GC: En el imaginario popular, existe una percepción
distorsionada sobre lo que es el marketing, percepción que
lamentablemente tienen también algunos profesionales que
se dedican a él. Eximiendo de esta crítica a todos aquellos que
trabajan eficiente y éticamente, es posible citar algunos casos
de manipulación. Uno de los ejemplos más evidentes es el de
aquellos consultores que se dedican a hacer marketing político
y que tergiversan o adulteran los resultados de los sondeos de
opinión. Cuando esto ocurre, se está manipulando, o al menos
intentando manipular, la conducta de los votantes. El hecho de
manipular la información que difunden como supuestamente
objetiva, condiciona la actitud e intención de voto de muchas
personas, y lamentablemente suele ser eficaz
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