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Revista Quid 55

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marcianos entre la gente”, dice la canción de Calamaro. Por<br />

un lado, Marte me servía para afianzar el pacto de lectura: “acá<br />

puede pasar cualquier cosa”. Y por otro, me servía para contar<br />

a los personajes como extraños, como en otro planeta, y contar<br />

a los otros de los personajes como eso mismo, un otro radical.<br />

Y además es un homenaje a Bradbury, que llevaba la Tierra<br />

y todos sus problemas –incluida la literatura, como pasa en el<br />

cuento “Usher II”, por ejemplo– a Marte. En el caso de Las<br />

chanchas es al revés: Marte viene a la Tierra, a un lugar del conurbano<br />

bonaerense, a la cabeza de Andy.<br />

–En una parte, ese personaje dice “Me gustaría ser<br />

marciano y vivir en árboles o en los pozos; que la gente<br />

me dé bolsas de arroz y polenta, un colchón, una colcha.<br />

Si estás a la intemperie, sucio y hediondo, a nadie<br />

le importa si tu piel es verde”. ¿Es posible una lectura<br />

alegórica de estos seres? ¿Representan algún sector<br />

segregado de nuestra sociedad? Para Andy sí es posible<br />

una lectura alegórica. Él ve a los marcianos como vulnerables,<br />

dóciles, amenazantes. Todos atributos que suelen darse a las<br />

clases olvidadas.<br />

–Es interesante como Las chanchas retrata la psicosis<br />

colectiva: un grupo de personas cree que está sufriendo<br />

lo mismo que las demás. En este caso, se solidariza con<br />

las familias de Lara y Mara, cuando ni siquiera las conocen.<br />

¿En algún momento se planteó realizar una crítica<br />

social? No, escribí una novela de las mías. No hay una toma<br />

de partido. Aunque sí hay un intento de ver cómo actuarían<br />

los personajes ante una situación dada. Lo que ocurre afuera<br />

de ellos, afuera de la casa –en las marchas, por ejemplo– incorpora<br />

a más gente, esos vecinos que se solidarizan. Pero hay<br />

una especie de automatismo en todo ese afuera. Ni siquiera<br />

las propias familias de las secuestradas parecen del todo convencidas<br />

de que el camino de las marchas sea el más adecuado.<br />

De hecho no lo es. La que encabeza las marchas es Romina,<br />

y esto, quizá, sea lo que impide que pueda darse cuenta de<br />

que las chicas por las que reclama están en su propia casa. De<br />

algún modo todos se dejan ganar por una forma de reclamo<br />

que termina trayendo más problemas que soluciones. En ese<br />

sentido, sí habría una serie de preguntas por las formas en las<br />

que se pide justicia. ¿Qué justicia devuelven estas formas?<br />

¿Sirven? ¿A quién le sirven? A la comunidad le sirven. Piensan<br />

que están haciendo las cosas bien y eso simbólicamente<br />

parece ser muy valioso y nos deja a todos tranquilos. Pero a los<br />

afectados y a los involucrados, ¿es lo que más les sirve?<br />

–¿A qué se debe que la familia como institución se vea<br />

permanentemente cuestionada? Andy es claro en relación<br />

a esto: “Cuando logro soltarme, le pido a Gordini<br />

que tomemos algunas precauciones, no sea que alguna<br />

de las chicas sea víctima de una esperable compulsión<br />

por la vida en familia y decida volver a su casa”. Lo extraño<br />

es que los personajes terminan formando aquello<br />

que critican: una nueva familia. De nuevo Andy: “Lo<br />

más probable es que haya que pensar que son hermanas.<br />

Y Gordini, quizá, el padre, como dijo Mara, y yo,<br />

seguramente, un tío bueno”. Es un tema y un problema<br />

recurrente de nuestra generación, el de las familias raras. Se<br />

puede ver hasta el hartazgo en todo tipo de obras. En la mía,<br />

y en particular en Las chanchas, creo que tienden a aparecen<br />

muchos más desdoblamientos. Y también hay un juego con<br />

eso, un vaivén. Lo que Andy critica –no sin cinismo– es la idea<br />

de familia nuclear. Piensa en familias más laxas, quizá. Pero no<br />

es el único momento en el que afloran estas ideas. En un momento<br />

Romina, parece vislumbrar una historia familiar junto<br />

al chico que la rescata del ataque que recibe de un perro, y del<br />

cual ella se siente en cierta forma cautiva. Se piensa primero<br />

como la madre que el chico no tiene y después como la pareja<br />

que el chico va a tener. Dos roles sucesivos para una misma<br />

persona. Sólo es cuestión de tiempo. Por otro lado, siempre la<br />

idea de formar una familia, sea cual fuera, aparece como solución.<br />

En Las chanchas no sé si hay tanto una idea de familia<br />

como una idea de tribu, en realidad.<br />

–Andy está mucho en casa, cuida a su hijo, piensa que si<br />

declara haber ayudado a las adolescentes a escapar de<br />

un supuesto secuestro va a ser acusado por su mujer de<br />

infiel y por ende termina encerrándolas. Así comienza<br />

una construcción deliberada de la mentira. Informa:<br />

“No hay novedades importantes. Sí allanamientos en algunos<br />

lugares denunciados, y lo que todos sospechan es,<br />

en efecto, que las chicas están trabajando para alguna<br />

red clandestina”. O más adelante: “Muchas veces Gordini<br />

las presentaba como Mara y Lara, las chicas secuestradas.<br />

El morbo siempre puede más que la bondad, y<br />

que la compasión y que el espanto, y suelen escucharse<br />

aplausos y risotadas”. Pareciera ser que la negación es<br />

el tema que sobrevuela toda la novela. ¿Cree que es<br />

una constante en su obra? Absolutamente. La negación<br />

parece ser esencial en todos los vínculos entre mis personajes.<br />

Esto además tematiza una idea de literatura. Se puede escribir<br />

porque hay zonas silenciadas. Y la escritura intenta entrar ahí<br />

pero fracasa. Hablar también es siempre una especie de fracaso.<br />

En el caso de Las chanchas, la mentira deliberada es un aspecto<br />

de esa imposibilidad de decir. Es el aspecto actuado. Es<br />

la materialización de esos ocultamientos irremediables. Pero a<br />

la vez siempre es una actuación. Un “como si”. Muchas cosas<br />

de esta novela son un “como si”. La misma militancia de Romina,<br />

si alguien la viera desde afuera, con el diario del lunes y<br />

sabiendo de qué se trataba todo, podría ser vista como otro de<br />

esos “como si”. En este sentido podría leerse una crítica sobre<br />

cierto tipo de militancia. Por otro lado, en esto de los “como<br />

si”, no es casual que Andy se gane la vida haciendo Karaoke.<br />

–¿Es la parodia una buena forma de encarar temas difíciles?<br />

Nunca lo pensé así. Para mí hay elementos que intento<br />

estirar y acomodar. Hay deformaciones. La parodia me suena<br />

a algo más directo y calculado. No busco eso. Sí busco deformar<br />

cosas que todos conocemos, pero no tanto para reírme<br />

sino para ver en qué se convierten. Esas deformaciones pue-

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