Revista Quid 55

Entrevista
cuatro
Félix Bruzzone
Con los pies en la TIERRA
y la cabeza en MARTE
Acaba de publicarse Las chanchas
(Literatura Random House) donde
cuenta la historia delirante de
dos adolescentes
Por Melina Dorfman
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Félix Bruzzone es uno de los referentes más originales de
la literatura argentina actual. Nació en 1976. Es hijo de desaparecidos
y esa condición atraviesa todas sus obras, aunque
no de manera explícita. Su particular visión de los setenta –su
forma de volver al pasado desde un lugar distinto– es la gran
marca de su estilo. Publicó los libros 76, Los topos y Barrefondo,
de claro registro autobiográfico. Ahora se luce con Las
chanchas, una novela coral con tintes enigmáticos, donde no
todo se cuenta y lo que se relata a veces parece verosímil y
otras delirante. La historia trata de dos adolescentes (Lara y
Mara) que intentan escapar de unos hombres que supuestamente
las siguen y terminan secuestradas por un vecino que
las quiere proteger (Andy), en complicidad con su tío (Gordini)
y ante la vista gorda de su mujer (Romina). A medida que
la trama avanza, las figuras de víctima y victimario parecen no
poder delimitarse fácilmente. ¿Hasta dónde pueden llegar los
personajes, cuando están, cada uno por diferentes motivos, tan
enceguecidos? De esto y mucho más nos habla el autor en la
entrevista.
–La novela arranca con “Es una tarde cualquiera en el
Planeta Marte”. Sin embargo, la descripción del lugar
donde se desarrolla la historia remite más a un pueblo
como cualquier otro, no necesariamente de tierra roja.
Insertar un hecho policial corriente en el espacio exterior
pareciera ser un homenaje a la literatura de ciencia
ficción y no una creencia firme de que los extraterrestres
existen. ¿Qué opina al respecto? A esta altura, me da
la sensación de que el escenario marciano se comió un poco a
la novela. Es cierto que Andy dice que está en Marte y que ve
marcianos y demás. Pero es el único que lo hace. Marte es un
escenario más mental que real. Andy se piensa en Marte. Cree
que los extraterrestres existen, o se convence de eso, o le gusta
jugar con eso. Le podría pasar a cualquiera. A mucha gente
le pasa. A Fabio Zerpa le pasa. “Fabio Zerpa tiene razón, hay