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Revista Quid 55

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Reseña<br />

dos<br />

El pontífice DEL TRASH<br />

Padre de los excesos si los hay, John Waters –director de cine, escritor y artista– es el ofendedor serial<br />

estrella desde hace cinco décadas, y ahora vuelve al ataque con un nuevo libro, Carsick, para el que salió<br />

a recorrer el gran país del Norte... a dedo<br />

Por Esteban Ulrich<br />

82<br />

“Para mí, el mal gusto es de lo que se trata realmente el entretenimiento.<br />

Si alguien vomita mirando uno de mis films, es<br />

como si recibiera una ovación de pie.” Así comienza la autobiografía<br />

de John Waters. Para el desprevenido, vaya esto como<br />

introducción directa al mundo regurgitado de uno de los cineastas<br />

más encantadores, delirantes y escatológicos que dio el<br />

cine estadounidense. Cuando John comenzó a filmar en su pueblo<br />

natal, Baltimore, allá por 1964, los travestis y transexuales<br />

aún eran, para la conservadora sociedad estadounidense, personajes<br />

freaks tan extremos que parecían salidos de una película<br />

de Todd Browning. Para Waters fueron parte de su inspiración<br />

contracultural y con Divine (Aka Harris Glenn Milstead, la<br />

“drag queen del siglo” según la revista People de aquellos años)<br />

como protagonista de sus films, y una troupe de inadaptados de<br />

Maryland, conocida como los Dreamlanders retrató un Estados<br />

Unidos invisibilizado con un humor desproporcionado y una<br />

crudeza maquillada con rouge corrido. Así vieron la luz films<br />

como Mondo Trasho (1969), Multiple Maniacs (1970), Pink<br />

Flamingos (1972) y Female Trouble (1974), hoy de culto para la<br />

audiencia amante de los extremos cinematográficos y para los<br />

militantes del cine representativo de las minorías sexuales.<br />

Su imagen se fue construyendo a base de pasos artísticos similares,<br />

desafiando los límites del género apoyado en un humor<br />

grotesco y una estética de glamour callejero que luego comenzó<br />

a identificarse como una forma del trash. Una etiqueta ambigua<br />

y aún con la tinta fresca de la que el director no deja de hacerse<br />

cargo cada vez que tiene oportunidad. Con Polyester entra al<br />

mainstream y su figura de dandy pervertido de bigotito y trajes<br />

Comme des Garçon pasa a ser marca registrada de la cultura<br />

marginal y las prácticas de dudosa moralidad. Además de films<br />

como Serial Mom, Pecker o Cecil B. Demented, Waters, con el<br />

tiempo, se fue forjando una imagen pública en televisión y con<br />

participaciones como actor en diversas películas taquilleras,<br />

pasando en los años noventa por la serie de un imberbe Johnny<br />

Depp, 21 Jump Street, y llegando hacia fines de la década al “pináculo”<br />

de la gloria posmoderna cuando quedó inmortalizado<br />

en amarillo con un bolo en Los Simpsons (en el episodio La fobia<br />

de Homero). Desde entonces su figura delicada y lasciva viene<br />

infectando al mainstream estadounidense para bien y para<br />

mal (habría que ver cuánto de la televisión basura de reality<br />

bazofia de los canales trendy de hoy en día, no reclaman cierta<br />

legitimidad en las bases de la trash culture iniciada por Waters<br />

y sus amigos).<br />

Además de director, Waters es guionista, actor, humorista de<br />

stand-up, periodista, artista visual y coleccionista de arte, pero<br />

su base siempre ha sido la escritura. Hace un par de años de-

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