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EL POOER PUNITIVO DEL ESTADO 9<br />
que hace al ateoricismo de la criminología británica fueron; el emigrado<br />
alemán Hans Eysenck (1964) -un determinista biologicista- y unos pocos<br />
escritores dispersos, tales como: Terence Morris (1957) y David Downes<br />
(1966) en London School of Economics, quienes fueron los que defendieron<br />
y traspasaron valientemente las ideas sociológicas norteamericanas<br />
al contexto británico.<br />
Sería dificultoso exagerar la crisis de la criminología en ese momento.<br />
Especialmente, había perdido todo asidero explicativo <strong>del</strong> fenómeno que<br />
supuestamente estaba estudiando. Por ejemplo; Wootton en 1959 relevó<br />
doce de las más probables hipótesis criminológicas, oscilando desde<br />
hogares destrozados hasta el status <strong>social</strong> bajo, como causas de la<br />
<strong>del</strong>incuencia, arribando a la siguiente conclusión: "Incluyendo toda...<br />
esta colección de estudios, si bien escogidos por sus méritos metodológicos<br />
relativos, produce sólo las generalizaciones más pobre y dudosamente<br />
fundadas" (Wootton, 1959: 134). Es realmente sorprendente cómo su<br />
firme fe en el positivismo era conciliable con su obvia bancarrota intelectual.<br />
Diez años más tarde, una de las más largas y costosas piezas de la<br />
investigación criminológica británica sugirió como conclusión que había<br />
un contacto entre pobrezay <strong>del</strong>incuencia aunque no aseguraba el por qué.<br />
D. J. West, concluyó el reporte acerca de este estudio longitudinal sobre<br />
cuatrocientos muchachos con una reflexión desesperanzada: "De estas<br />
observaciones preliminares emergen varias cuestiones. Es nuestra piadosa<br />
esperanza que con el paso <strong>del</strong> tiempo... al menos algunas respuestas<br />
saldrán a la luz". (West, 1969:149).<br />
Sin embargo hubieron peores problemas que éste: si la tasa <strong>del</strong>ictiva<br />
hubiera permanecido estática, al menos alguna apariencia de cientificidad<br />
obstaculizada podría haber sido preservada. Pese a esto, en el período<br />
posterior a 1945 la tasa oficial de <strong>del</strong>itos continuó aumentando inexorablemente,<br />
año por año, y aun acelerándose según entrábamos en los<br />
consumistas sesentas. Los salarios reales se tornaron los más altos de la<br />
historia, las viviendas precarias fueron demolidas una por una, se elevó el<br />
nivel educativo, los servicios <strong>social</strong>es se expandieron a fin de proveer<br />
amplios suministros en los que hace a bienestar <strong>social</strong> y redes de<br />
seguirdad y, aun así, ¡los índices <strong>del</strong> <strong>del</strong>ito continuaron ascendiendo<br />
obstinadamente! Todos los factores que tendrían que haber conducido a<br />
un descenso de la <strong>del</strong>incuencia, si la corriente hegemónica de lacriminología<br />
hubiese tenido al menos la mitad de razón, habían sido mejorados y, sin<br />
embargo, estaba ocurriendo el efecto opuesto. Una tal crisis etiológica era