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EL PODER PUNITIVO DEL ESTADO 129<br />
gradual de los problemas. Una consecuencia de estas perspectivas<br />
distintas es que "Portia" conduce a la panacea de la "igualdad", en tanto<br />
que "Persephona" intenta hacer justicia a lo diverso.<br />
Una característica importante <strong>del</strong> feminismo es que permite que lo<br />
personal y emocional sean un punto de partida para su política -es decir,<br />
la política desde abajo; lo personal como forma de política. <strong>El</strong> uso de las<br />
emociones en un discurso científico contrarresta, debido a que normalmente<br />
son excluidas de lo que Foucault llama "el régimen de la verdad",<br />
la idea de un lenguaje neutral, de una forma como la que hemos descrito.<br />
A pesar de que en la ciencia tradicional, se niega a las emociones un status<br />
epistemológico, estas subsisten tras sus aparentemente racionales veredictos.<br />
Dirigen, por decirlo de algún modo, la producción <strong>del</strong> saber. Por<br />
ello parece importante usar las emociones como un elemento explícito en<br />
las investigaciones (Taipale, 1986).<br />
Esta política desde abajo conducirá a una integración directa de las<br />
prácticas -de-la-vida-diaria y de la teoría, lo que a su vez tiene repercusiones<br />
importantes en las formas de pensar acerca de las decisiones legales.<br />
Por un lado, decimos que éstas están basadas en impresiones subjetivas<br />
-negando con ello su pretensión de racionalidad (en el sentido de<br />
Habermas)- y por otro lado "politizamos" la decisión legal al vincularla<br />
directamente a las consecuencias que ésta produce en la vida diaria (Dhal<br />
1986). En este sentido, también está en contra de la forma individualista<br />
de pensar en "actos" -tomando una escena de toda la película- y se centra<br />
más bien en los procesos dentro de un contexto -refiriéndose a la función<br />
que una escena cumple en toda la película (Weedon, 1987, pág. 5). Con<br />
unas visiones un tanto idealistas, esto implica que los conceptos "masculinos"<br />
como los derechos formales y el enfoque exclusivo en los intereses<br />
en conflicto, dejan espacio para una búsqueda consciente de soluciones<br />
negociables, que requieren cuidado, responsabilidad, cooperación y creatividad,<br />
tanto de la gente directamente implicada en un problema como de las<br />
vidas diarias que éstos realizan (Harris 1985, Heidensohn 1986).<br />
En este contexto Gail Kellough acentúa que una forma no-recíproca de<br />
esta perspectiva <strong>del</strong> "cuidado" (p. ej. el rol materno clásico) más que retar<br />
las jerarquías patriarcales tradicionales <strong>del</strong> poder, las reproduce. Un<br />
análisis más estructural de la mujer producirá, en su opinión, otra forma<br />
recíproca de cuidado que permita "respuestas positivas a necesidades<br />
colectivas" (Kellough 1987). Para este fin las feministas pueden sacar<br />
provecho <strong>del</strong> análisis de Foucault <strong>del</strong> "poder". En un concepto monolítico<br />
<strong>del</strong> poder, tal como es utilizado por el feminismo maniqueísta (de Jongste