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EL PODER PUNITIVO DEL ESTADO 157<br />
un tranquilizante <strong>social</strong>. La miseria ha sido justificada como resultado <strong>del</strong> uso<br />
de drogas, y la debilidad intema de las sociedades altamente industrializadas<br />
ha sido dejada sin cuestionar. La necesidad <strong>del</strong> <strong>control</strong> de la droga ha<br />
funcionado como una de las ideas más integradoras, alentada por la<br />
propaganda estatal y la industria de los medios casi en un completo<br />
acuerdo acerca de la necesidad de librar una guerra contra las drogas.<br />
En una situación de falta de empleo remunerado para la población joven<br />
y también de un creciente desorden económico, el sistema de <strong>control</strong> de<br />
la droga ofrece posibilidades excepcionalmente importantes. De manera<br />
bastante particular, las políticas de <strong>control</strong> de la droga han sido importantes<br />
a la hora de <strong>control</strong>ar a las clases peligrosas. En gran medida, la guerra<br />
contra las drogas se ha tornado una repetición de lo que Gusfield (1963)<br />
describe acerca <strong>del</strong> período de la Prohibición. En aquel momento, la<br />
cruzada no sólo fue dirigida contra el alcohol, sino que también contra<br />
nuevos aspirantes a la hegemonía moral en los <strong>Estado</strong>s Unidos. En todas<br />
las sociedades industrializadas, la guerra en contra de las drogas se ha<br />
desarrollado en una que, concretamente, refuerza el <strong>control</strong> por parte <strong>del</strong><br />
<strong>Estado</strong> sobre las clases potencialmente peligrosas. <strong>El</strong>los no desafían,<br />
como describía Gusfield, pero sí es ofensivo su estilo de vida. No sólo son<br />
justificados el hedonismo deplorado y los defectos <strong>social</strong>es, sino que<br />
también, y bastante concretamente, un amplio segmento de la población<br />
no-productiva es firmemente ubicado tras de los barrotes. Gran parte <strong>del</strong><br />
-increíblemente veloz- incremento de la población carcelaria de los EE.UU.<br />
es consecuencia de las estrictas leyes y acciones contra las drogas<br />
ilegales. Gran parte de las severas tensiones en las prisiones europeas se<br />
deben a la misma guerra contra las drogas.<br />
Las implicancias de estos desarrollos en Noruega durante los últimos<br />
diez años están reflejadas en la Tabla 5 (de Christie, 1993, pág. 132 de la<br />
versión en castellano). Lo que voy a hacer aquí, es simplemente (menos<br />
simplemente en la práctica, sin embargo) contar cuántos años de sufrimiento<br />
intencionado aplicaron los jueces por cada año desde 1979. Como<br />
podemos leer en la tabla, casi han doblado el número de años de pena en<br />
estos diez años; de <strong>1.</strong>620 a 3.022. La columna próxima revela cuánto de<br />
esto se debe a sentencias por drogas. Aquí podemos ver que el incremento<br />
es de 219 a 789 años; esto implica un incremento <strong>del</strong> cuádruple en diez<br />
años. Y, por último, podemos ver que las drogas juegan un papel cada vez<br />
más importante en el aumento <strong>del</strong> presupuesto para el sufrimiento de<br />
1983. En mi país, un cuarto de todos los años de sufrimiento intencionado<br />
sentenciados están ahora relacionados con el tema de las drogas.