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44 • CRIMINOLOGÍA CRÍTICA Y CONTROL SOCIAL<br />
Norteamérica, Gran Bretaña y la República Feeral Alemania, agudizaron<br />
las situaciones de pobreza, desamparo y desempleo que han llevado<br />
veinte años después a la actualidad de las manifiestas tensiones presentes<br />
en las sociedades de esos países, la repercusión de las cuales ha<br />
trascendido las fronteras de ellos y constituyen hoy día el caldo de cultivo<br />
de palpables antagonismos internacionales. <strong>El</strong> mo<strong>del</strong>o de la sociedad dual<br />
se ha expandido, todavía con más fuerza, en aquellos ámbitos alejados <strong>del</strong><br />
centro <strong>del</strong> capitalismo de concentración y tiene efectos verdaderamente<br />
perversos en la periferia de éste; la caída <strong>del</strong> muro de Berlín en 1989, aun<br />
con sus positivas consecuencias para quienes sufrían la dictadura y el<br />
Gulag soviéticos, ha hecho crecer de forma alarmante el tremendo muro<br />
que separa al Norte <strong>del</strong> Sur <strong>del</strong> planeta provocando el surgimiento de los<br />
viejos fantasmas que siempre han atravesado Europa: el racismo y la<br />
intolerancia.<br />
En el segundo terreno, o sea en el nivel de las políticas de <strong>control</strong> <strong>social</strong>,<br />
el neo-liberalismo se ha hecho aúnmás falaz y ya en la década de 1970<br />
provocó unas notables restricciones de las libertades ciudadanas, justificadas<br />
por las llamadas luchas contra fenómenos nacidos en ese contexto<br />
de desmesurada cultura consumista y de creciente desequilibrio <strong>social</strong>.<br />
Más allá de aquellas muy concretas situaciones, nacidas por motivos de<br />
dominación políticay cultural ejercidas sobre minorías étnicas (el caso de<br />
Irlanda <strong>del</strong> Norte), otras explosiones <strong>del</strong> terrorismo en Europa durante<br />
esos años se presentaban como formas de disidencia política que optaban<br />
por la lucha armada contra los <strong>Estado</strong>s que revelaban la crisis <strong>del</strong> welfare,<br />
siempre que no fueran formas de terrorismo negro ejercidas incluso con<br />
la complicidad de ciertos cuerpos separados (la llamada strategia <strong>del</strong>la<br />
tensione en Italia produjo sucesos de verdadera barbarie, cuyos autores<br />
pertenecían o eran protegidos a tal tipo de cuerpos <strong>del</strong> <strong>Estado</strong>). Pero,<br />
muchas de estas reacciones se tradujeron en manifiestas violaciones de<br />
garantías constitucionales, cuando no fueron agresiones a los derechos<br />
humanos. Esta situación se describía como fruto de una cultura de la<br />
emergencia, mientras que la excepcional legislación penal nacida a su<br />
ampro se explicaba como necesaria para proteger el <strong>Estado</strong> de derecho.<br />
Sin embargo, lo excepcional se perpetuó invadiendo los órdenes jurídicos<br />
ordinarios, con lo cual los distintos niveles <strong>del</strong> sistema de <strong>control</strong> penal<br />
terminaron por permearse de disposiciones propias de la emergencia. En<br />
este aspecto, los sistemas penitenciarios de la mayor parte de Europa<br />
comunitaria fueron los que más demostraron esa permeabilidad: las<br />
cárceles de máxima seguridad, nacidas como hallazgo de la lucha