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40 CRIMINOLOGÍA CRÍTICA Y CONTROL SOCIAL<br />
vulnerables de la sociedad capitalista- y de que algo debe ser hecho al<br />
respecto. Pero, reconocer la realidad <strong>del</strong> <strong>del</strong>ito como problema es sólo la<br />
primer etapa <strong>del</strong> asunto. Una teoría total <strong>del</strong> <strong>del</strong>ito debe tener que ver con<br />
la realidad contradictoria <strong>del</strong> fenómeno así como plantear cualquier<br />
estrategia para combatirlo. Y debe analizar cómo las actitudes de la clase<br />
trabajadora hacia el <strong>del</strong>ito no son meramente el resultado de falsas ideas<br />
derivadas de los medios masivos y similares sino que tiene una base<br />
racional en un momento, de una realidad contradictoria y erróneamente<br />
contextualizada.<br />
En una reciente diatriba contra los criminólogos radicales, Cari Klockars<br />
comentó: "Imaginación es una cosa, criminología es otra" (Klockars,<br />
1980,93). Es verdad que la criminología reciente ha estado caracterizada<br />
por una crónica falta de imaginación -si bien, apenas pienso que fuera<br />
acerca de esto de lo que se lamentó Klockars con su comentario despreciativo-.<br />
Muchos de nosotros fuimos atraídos hacia la disciplina debido a<br />
su brío teórico, a la centralidad <strong>del</strong> estudio <strong>del</strong> desorden para entender la<br />
sociedad, a la especial aptitud de los que trabajan en ella y el tremendo<br />
interés humano de la materia. En efecto, muchos de los debates principales<br />
dentro de las ciencias <strong>social</strong>es durante los sesentas y setentas<br />
apuntaron bastante naturalmente en torno a la desviacióny el <strong>control</strong><br />
<strong>social</strong>. Y, así es como debería ser -tal como ha sido a través de la historia<br />
tanto en las ciencias <strong>social</strong>es cuanto en la literatura-, tanto en los medios<br />
masivos cuanto en las artes. Lo que se necesita ahora, es una imaginación<br />
intelectual y política que pueda comprender la forma en que aprendemos<br />
acerca <strong>del</strong> orden mediante la investigación <strong>del</strong> desorden. La paradoja de<br />
los textos de criminología ortodoxa es que toma lo que es de gran interés<br />
humano y lo transmite en la opacidad de los "hechos". Desafío a cualquiera<br />
a leer uno de los periódicos convencionales de punta a punta sin tener<br />
un desesperado deseo de dormir. Las becas de investigación vienen y van,<br />
y la gente está remuneradamente empleada, pero el <strong>del</strong>ito permanece, en<br />
efecto, éste crece y nada de lo que hagan parece apropiado al respecto.<br />
Pero, ¿están sorprendente que una disciplina tan grotescamente eviscerada<br />
fuera tan poco efectiva? Debido al discurso uni-dimensional que constituye,<br />
la criminología ortodoxa, ni siquiera sabe su propio nombre. Es a<br />
menudo ignorante de las asunciones sociológicas y filosóficas que están<br />
detrás de ella. James Q. Wilson, por ejemplo, se ha vuelto uno de los<br />
criminólogos más influyentes y significativos de la nueva corriente<br />
administrativa. Aun más, sus trabajos y propuestas, han sido apenas<br />
examinados fuera de las más superficiales discusiones empiricistas. La