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EL PODER PUNITIVO DEL ESTADO 67<br />
selección <strong>del</strong> personal de las agencias policiales y penitenciarias tiene<br />
lugar dentro de los mismos sectores carenciados a los que pertenecen los<br />
criminalizados y la mayoría de los victimizados. De este modo, aumentan<br />
las contradicciones y antagonismos que el sistema penal introduce en<br />
esos sectores. Por otra parte, también genera una contradicción entre los<br />
sectores medios y los grupos que integran las agencias policiales,<br />
particularmente agudizada desde el recrudecimiento genocida de la represión<br />
de disidentes, en que los medios represivos ilícitos normalmente<br />
usados contra personas de los sectores carenciados, se dirigieron parcialmente<br />
contra algunos sectores medios.<br />
<strong>El</strong> sistema penal formal selecciona personas a las que somete a prisión<br />
preventiva mediante un procedimiento inquisitorio generoso en este tipo<br />
de privaciones de libertad provisionales que, por efecto de una distorsión<br />
cronológica <strong>del</strong> sistema penal, se extiende en el tiempo hasta convertirse<br />
en las verdaderas penas <strong>del</strong> sistema (el 65% de los presos latinoamericanos<br />
son procesados, es decir, "presos sin condena"). Este fenómeno, al<br />
que cabe agregar el lastimoso estado de la mayoría de las cárceles<br />
latinoamericanas, que son muy parecidas a los campos de concentración,<br />
converge en la producción <strong>del</strong> proceso de deterioro que el sistema penal<br />
produce al procesado, desde el momento mismo de tomar contacto con<br />
el mismo. Por lo general, el deterioro se traduce en una patología<br />
regresiva, que a la postre le lleva a asumir el rol de desviado conforme al<br />
estereotipo correspondiente. <strong>El</strong> sistema penal desprecia a quienes en esa<br />
máquina reproductora de criminalizados se deterioran en forma no<br />
funcional a la reproducción de clientela, es decir, a quienes se desvían<br />
hacia el manicomio, el hospital u otras instituciones ajenas al sistema,<br />
pues dejan de ser clientes potenciales.<br />
<strong>El</strong> sistema penal ejerce, pues, su verdadero y más formidable poder<br />
sobre los sectores carenciados, mediante la total arbitrariedad <strong>del</strong> poder<br />
configurador, positivo, sobre los lugares más o menos abiertos de la<br />
ciudad, pero también en el sistema penal "formal", pese a la escasísima<br />
incidencia numérica <strong>del</strong> mismo, criminaliza seleccionando a las personas<br />
de los sectores carenciados (salvo los períodos en que se le asigna la<br />
represión de disidentes). De este modo, la selección <strong>del</strong> sistema penal<br />
configura una población penal muy atípica, en que el grupo humano que<br />
domina decididamente es masculino, joven, proveniente de sectores<br />
carenciados, con oficios manuales o no calificados, no pocas veces<br />
configurados por caracteres físicos, lo que indica no sólo la cuota de<br />
clasismo, sino también la de racismo con que el sistema penal opera.