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136 CRIMINOLOGÍA CRÍTICA Y CONTROL SOCIAL<br />
demandas de las mujeres. En tanto que el anuncio de la construcción de<br />
nuevas celdas produjo titulares <strong>del</strong> estilo de "las mujeres consiguen<br />
doblegar al sistema penal", estos hubiesen podido ser reemplazados por<br />
"las mujeres utilizadas en aras de una política penal expansionista".<br />
En muchos aspectos este caso significó un punto y aparte. Planteó<br />
serios interrogantes a la creencia aún incuestionada <strong>del</strong> sistema penal.y<br />
supuso el inicio <strong>del</strong> "descubrimiento" de algunas posibilidades mejores<br />
que el derecho civil puede ofrecer.<br />
5. Feminismo y abolicionismo<br />
Este tipo de experiencias negativas con el sistema penal nos condujo a<br />
la posibilidad de adoptar una perspectiva abolicionista. <strong>El</strong> abolicionismo<br />
sugiere exactamente eliminar la racionalidad punitiva y represiva que el<br />
derecho penal representa y cree que sesiones más abiertamente<br />
estructuradas hacen más justicia al problema y a las partes involucradas.<br />
Muchas de las formas de justicia informal se quedan indudablemente cortas,<br />
como han señalado los críticos, debido a que también en muchas alternativas<br />
informales los problemas se "precocinan" con una mentalidad penal.<br />
Si tomásemos en serio las <strong>crítica</strong>s feministas a la criminología también<br />
nos acercaríamos sin embargo al abolicionismo. Esta comparación ya<br />
empieza con la visión anti-positivista de la ciencia que el feminismo y el<br />
abolicionismo comparten; esto es, que la ciencia no está libre de valor y<br />
debiera ser usada para influir la sociedad. De forma más intensa que en<br />
otras perspectivas interaccionistas el científico ya no puede ser neutral<br />
sino que debe explícitamente declarar "de qué lado está": <strong>del</strong> de los<br />
excluidos y discriminados (Dürkop 1986). También podemos ver ambas<br />
perspectivas como intentos de romper las relaciones de poder existentes<br />
y como opciones para unas perspectivas orientadas a las vidas diarias de<br />
los sujetos. Apoyándose en experiencias y emociones personales, en el<br />
cual cada uno es su profesional, ambas perspectivas son en gran medida<br />
anti-profesionales. Respecto a las estrategias para un cambio <strong>social</strong> este<br />
anti-profesionalismo invierte la relación de arriba-abajo de la reforma<br />
hacia una perspectiva de abajo-arriba, esto es, si se realizan cambios éstos<br />
vienen de abajo y no de arriba. Y también ambos, feminismo y abolicionismo,<br />
efectivamente presentan sistemas de valores alternativos. Si miramos<br />
a cualquier esquema de la justicia restaudora <strong>del</strong> abolicionismo<br />
(Northey 1986, págs. 242-243) sus características se avienen bastante