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EL PODER PUNITIVO DEL ESTADO<br />
73<br />
depredatorio sobre el planeta. Esta inmensa concentración de marginación<br />
cultural planetaria encierra una riqueza enorme, que no tiene paralelo<br />
en el mundo por su heterogenidad, por el número de personas que la<br />
protagonizan, por la extensión territorial en que se desarrolla, por la<br />
diversidad de procedencias y cronologías, por ser precisamente el resumen<br />
o contra-cara de la selectividad de la sociedad industrial y porque casi<br />
todos los protagonistas de este gigantesco fenómeno de marginación<br />
cultural podemos comunicarnos prácticamente en la misma lengua o en<br />
lenguas muy emparentadas. Respecto de la antropología cabe decir, pues, lo<br />
mismo que hemos dicho hace un momento respecto de las políticas <strong>social</strong>es.<br />
Reiteramos que la propuesta de un realismo criminológico marginal'nos<br />
lleva a un discurso sincréticoy, por ende, diferente en su misma estructura<br />
al discurso central, lógicamente completo, no contradictorio, dado sobre<br />
territorios científicos bien <strong>del</strong>imitados, conforme a epistomologías y<br />
metodologías depuradas. En nuestro margen, jamás alcanzará ese grado<br />
de completividad, lo que debe preocupar sólo a quienes procuren discursos<br />
que sean aprobados por el poder central o por los métodos y modas<br />
que éste impone, pero en modo alguno pueden ser motivo de preocupación<br />
para quienes se proponen la transformación de la presente realidad<br />
genocida <strong>del</strong> sistema penal latinoamericano.<br />
5. En síntesis, retomamos el tema <strong>del</strong> principio: la vinculación de los<br />
sistemas penales latinoamericanos y los Derechos Humanos tiene dos<br />
momentos que deben privilegiarse. Por un lado, el momento de análisis<br />
en que los Derechos Humanos nos proporcionan las pautas para establecer<br />
en qué medida la operatividad real de los sistemas penales lesiona<br />
esos Derechos. Por otro lado, al momento de imponernos los límites a un<br />
saber orientado a la transformación de esa realidad, los Derechos Humanos<br />
nos proporcionan la estrategia hacia la cual debemos orientar las tácticas<br />
que el saber transformador nos haga disponibles. La criminología deviene así,<br />
ese conjunto de conocimientos, provenientes de muy diversos campos <strong>del</strong><br />
saber, necesarios para la implementación de las tácticas orientadas estratégicamente<br />
a la realización de los Derechos Humanos o a la reducción de sus<br />
violaciones en la operatividad real de los sistemas penales.<br />
Creemos que pocos instrumentos pueden prestar mayor servicio a la<br />
criminología que los relativos a Derechos Humanos. No ignoramos que el<br />
discurso de los Derechos Humanos fue promovido por el mismo poder<br />
mundial central. Pero esa promoción fue determinada por una inevitable<br />
contradicción interna que provocó el fulminante desprestigio de un<br />
anterior discurso que parecía inconmovible: el discurso racista-colonia-