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La Sirena Varada: Año II, Número 14

El decimocuarto número de "La Sirena Varada: Revista literaria"

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MÍSTICA Y<br />

LITERATURA<br />

Por Marcos David Silva Castañeda<br />

<strong>La</strong> literatura, como la mística, para<br />

expresarse, requieren del ser —en<br />

ambos casos no hacer resulta indispensable.<br />

El ser surge de la espontaneidad,<br />

el hacer de la artificialidad. <strong>La</strong><br />

artificialidad —según Heidegger— es<br />

el principal óbice de la vida moderna.<br />

<strong>La</strong> literatura no surge cuando si se<br />

leen 100 o 1000 páginas. No surge del<br />

número de posgrados cursados. <strong>La</strong><br />

mística como la literatura no resultan<br />

de un acto premeditarlo por crearles.<br />

<strong>La</strong> intención por crear algo que ya ha<br />

sido creado es la artificialidad. <strong>La</strong> vida<br />

no consiste en tener noción minuciosa<br />

del tiempo vivido. Quien se acerca a la<br />

literatura sumando a su lista de libros<br />

leídos se pierde de la literatura e impide<br />

que ésta se exprese. <strong>La</strong> artificialidad<br />

ata a lo falso. Hace de lo quimérico una<br />

forma de vida que, paradójicamente,<br />

además de irreal es insatisfactoria. Somos<br />

nosotros mismos —cuando buscamos<br />

intencionalmente la artificialidad—<br />

quienes se sumergen —a sí mismos— en<br />

formas falsas. Nuestro tiempo es la sociedad<br />

de las apariencias, es el tiempo<br />

de la artificialidad. Como la sociedad<br />

líquida de Baumann o la hipermodernidad<br />

de Lipovetsky es asfixiante en la<br />

medida que permite crear escenografías<br />

irreales: imágenes de uno mismo que<br />

no corresponde con la vida pero que<br />

crea una burbuja de aparente libertad<br />

que nos torna dependientes de la red<br />

para poder reconocernos. En ese sentido,<br />

esta distinción entre autenticidad y<br />

espontaneidad resulta —en la modernidad—<br />

lejana, compleja y paradójica. <strong>La</strong><br />

artificialidad impide acceder a la literatura<br />

porque ésta surge de la vida y aquella<br />

del ser. Vida y ser se unifican —como<br />

apunta Panikkar— en una unidad. Pero<br />

también, ese binomio —que en realidad<br />

es una moneda de dos caras que se manifiestan<br />

unitariamente— expresa el<br />

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