La Sirena Varada: Año II, Número 14
El decimocuarto número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
El decimocuarto número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
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podrían llamarle a esto empatía; yo, en<br />
mi situación, lo llamo pendejez, porque<br />
solo me complico la vida pensando<br />
en cosas que no deberían interesarme.<br />
Contraponiéndose a la razón anterior,<br />
está una razón de mayor peso: la calidad<br />
literaria. Este es un tema que, normal y<br />
supuestamente, se considera subjetivo<br />
debido a que depende de los gustos y<br />
aficiones de la persona, de su moral y sus<br />
valores, de las tendencias y la moda que<br />
rigen los círculos literarios contemporáneos…<br />
Pero eso es, regularmente, lo que<br />
las personas que no han pasado por el<br />
proceso de aprendizaje literario se dicen<br />
para no sentirse tan mal por sus creaciones,<br />
derivando en la creación de grupos<br />
que siguen la misma línea y que solo están<br />
juntos para echarse porras los unos a los<br />
otros, algo así como los changuitos que se<br />
quitan las pulgas los unos a los otros.<br />
Volviendo al tema principal, comentaba<br />
que siempre le doy peso a la calidad<br />
del microrrelato; y esta calidad<br />
la defino con un método muy sencillo<br />
que estoy segura de que cualquier persona<br />
puede seguir.<br />
Lo primero, y lo más importante, es<br />
no tomar en cuenta la ortografía, pero<br />
valorar la gramática casi por encima de<br />
todo. Sería muy sencillo para mí descartar<br />
los microrrelatos por los errores<br />
ortográficos que estos poseen, pero me<br />
perdería de la oportunidad de encontrar<br />
un diamante en bruto, y también le quitaría<br />
trabajo al editor, quien finalmente<br />
se encarga de hacer las correcciones correspondientes<br />
a todos los textos, incluyendo<br />
este, por supuesto.<br />
Lo siguiente es identificar que el microrrelato<br />
no caiga en uno de los clichés<br />
típicos de este tipo de literatura,<br />
siendo el más destacado de estos el<br />
cliché del ente paranormal:<br />
Entonces, sudorosa, desperté de<br />
mi sueño y miré el reloj, eran las<br />
tres de la mañana, el frío calaba<br />
mis huesos y helaba mi sangre; de<br />
pronto, como cada noche, escuché<br />
los débiles golpes en la ventana de<br />
mi recamara. Esta vez fueron dos.<br />
Volví a mirar el reloj, aún eran las<br />
tres de la mañana. Escuché el tercer<br />
golpe en el espejo…<br />
El tema más común y trillado que uno<br />
puede encontrar en los microrrelatos<br />
es aquel en el que el protagonista se<br />
ve torturado, asesinado, capturado,<br />
molestado o farfullado por un ente<br />
supuestamente maligno. <strong>La</strong>s variantes<br />
son muchas: puede ser que el ente<br />
toque las puertas, o las ventanas, o los<br />
espejos; puede que se aparezca en una<br />
esquina y muestre una linda sonrisa<br />
con unos dientes que solo asustarían a<br />
un dentista, o que mire a nuestro protagonista<br />
con unos terribles ojos rojos,<br />
supongo que de tanto fumar; o que toque<br />
alguna parte del cuerpo de nuestro<br />
héroe con sus miembros paranormales.<br />
Siempre es la misma trama aunque<br />
cambien los detalles, y el desenlace<br />
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