La Sirena Varada: Año II, Número 14

al servicio de cualquiera que fuera capaz
de intimidar, asombrar, o interrumpir indefinidamente
la respiración de alguien
más. Llego entonces a ser algo más que
mi acompañante, tal vez el decir amante
sea muy empalagoso de mi parte, pero
es el acercamiento más próximo al cómo
me sentía respecto a ella, y pese a todo
me veía incapaz de evitar su sufrimiento,
víctima de las laceraciones cotidianas de
nuestros creadores.
Con todo esto dicho: ¿Qué es lo que
realmente debería pasar? ¿Los servicios
del miedo y la muerte deberían ser
una herramienta exclusiva de las elites,
al servicio de la raza que les dio nombre
y forma? ¿O aceptar nuestro lugar
como viles casualidades dentro de la
historia de una raza tosca y autodestructiva?
¡Nos negamos! Somos mucho
más que eso, somos una fusión de todo
lo que podría destruir a una persona,
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