La Sirena Varada: Año II, Número 14

forme han pasado los años, estos se han
deteriorado en gran manera; pareciera
que ya no son prioridad, a tal grado que
las personas se portan de manera despectiva
con este tema de suma importancia.
Diversos problemas de la sociedad
surgen a raíz de la falta de valores,
como inseguridad, narcotráfico, adicciones,
abandono social, maltrato, entre
otros. Siendo así una adversidad en
el mundo, a la cual se le debe tratar con
relevancia, tomando decisiones que
ayuden a erradicar esta cadena de defectos
que nos perjudican directamente.
Cuando los valores están bien cimentados
en el hogar, se vuelve verdaderamente
difícil poder corromper y
hacer cambiar de pensamientos a una
persona, puesto que lo ha aprendido
desde pequeño, ya se ha vuelto parte
de su modo de vida. Por lo general son
las madres quienes enseñan a sus hijos,
sin embargo no siempre es así, a veces
los padres tienen que tomar el rol de la
madre, o la abuela, las circunstancias
de cada familia son totalmente diferentes,
y se pueden adaptar para lograr que
cada uno de sus hijos aprendan los valores
necesarios que se requieren para
desenvolverse en la sociedad. El hecho
de que los roles cambien en algunos
hogares, no es pretexto para que estos
no se enseñen, puesto que la principal
forma de inculcarlos es con el ejemplo.
Se nos ha denominado la generación
posmilenial, de la era digital, y por supuesto
que tenemos suerte de serlo,
los avances tecnológicos son impresionantes,
tenemos un futuro prometedor
con cada herramienta que se nos brinda.
Nos estamos comiendo el mundo
de un solo bocado. Transportémonos
a la realidad, verdaderamente nos lo
estamos comiendo, estamos acabando
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con él, nos estamos terminando los recursos
de la madre Tierra. Derrochamos
cada uno de ellos sin pensar en las consecuencias,
decenas de especies han
desaparecido por negligencia de los
humanos, creo que hasta que no esté a
punto de desaparecer el hombre es que
tomaremos conciencia de nuestra falta
de respeto por el lugar que nos da las
condiciones necesarias para poder vivir.
Nos centramos en el aquí y el ahora,
olvidando el futuro y preguntas como:
«¿Qué consecuencias tendrá? ¿Dañaré
a alguien? ¿Qué herencia les dejaré a
las siguientes generaciones?». Quizás
es porque el mundo ahora sólo se centra
en el egoísmo, ha dejado de lado
valores vitales que logran obtener una
armoniosa convivencia. Pensar en los
demás no es algo que suelan hacer la
mayoría de las personas, buscamos el
bienestar propio y de aquellos a quienes
apreciamos, por otro lado, siempre
habrá una minoría, esos individuos
que hacen la diferencia con simples acciones,
son una luz en un mundo vacío,
donde lo que importa son las cosas de
valor, todo aquello que a la larga no te
da satisfacción alguna y que termina
destrozándote, te lleva a un pozo profundo
de lamentos y reflexión en el que
ya nada se puede hacer.
Y no es porque piense que el dinero o
las cosas de valor sean algo a lo que no
podemos aspirar, todos podemos superarnos
y triunfar en ese ámbito, pero
muchas veces lo ponemos por encima
de lo que realmente importa, como lo
es la familia o la salud, se pierden valores
como la humildad, el amor, la honestidad,
entre otros. Queremos tener
más y más, que a veces si el medio por
el cual lo conseguimos no es lícito, deja
de tener importancia, pareciera que la