La Sirena Varada: Año II, Número 14

esa misma línea de investigación hasta
el doctorado. El mismo gobierno me pidió
que trabajara para la policía.
La mayoría de los cadáveres que veo
ahora son ocasionados por impactos
de balas, arma blanca o sobredosis, y
aunque nada de eso detiene a los insectos
acercarse al festín, no puedo
experimentar o jugar con los factores,
porque hay que entregar rápido los
cuerpos a sus familiares, y eso, la verdad,
es muy aburrido.
Pero… ¡No te duermas! Estoy contándote
algo importante para mí, importante
para todos, ya que será para
las ciencias y para mí un logro supremo.
Iré al grano, ya que me pusiste de malas.
Estudio el comportamiento de las
moscas en diferentes tipos de ambientes
y cadáveres. No se comportan igual
en un vagabundo de cincuenta años que
murió por congestión alcohólica; en un
ama de casa, madre de tres hijos, quien
sale a correr todas las noches, que falleció
por traumatismo craneoencefálico;
o un hombre obeso con diabetes que
sufrió un paro cardiaco, esa fue mi peor
idea de sujeto de investigación, fue un
fastidio limpiar y deshacerse del cuerpo.
Dicen que el asesino perfecto es
aquel al que no le encuentran el cadáver.
Cuando trabajas para el gobierno
tienes acceso a información, bases de
datos para modificarla, para no levantar
sospechas o inculpar a otros y sustancias
químicas ilimitadas.
Y hoy veremos cómo se comportan
las moscas contigo.
Sujeto de prueba #36:
Sexo femenino. 17 años. Caucásica.
Cabello rojo, 57 kilogramos. 1.65 metros.
Causa de la muerte: ahogamiento.
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