mexicanas
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¿El autor nace o se hace? Un proceso editorial cercano como coyuntura<br />
para formar autores<br />
recomendación es conocerlos, pues, según como lo veo, ésta es una de las líneas de<br />
diálogo que se establecen entre editor y autor, ya que aquí se plantean las razones<br />
para los primeros cambios que el editor hará a los originales de autor.<br />
¿Dictaminan los textos? Si explícitamente no se toca el tema en los criterios<br />
editoriales para autores, difícilmente se podrá llegar a una respuesta hojeando la<br />
publicación, de modo que será necesario escribir una misiva a los responsables de<br />
la revista pidiendo conocer cómo es el proceso, quién lo hace, cuánto tiempo se<br />
tarda y cómo será la forma de trabajo en el caso de que el texto sea<br />
“aceptado con cambios”.<br />
Finalmente, bajo una perspectiva ideal —de nuevo abrevando en el inteligible<br />
mundo platónico—, esperaríamos entonces que el autor en potencia se diera el<br />
tiempo de conocer la revista, o cualquier publicación de la que se trate, a la que<br />
enviará sus originales y que escribirá su manuscrito ciñéndose a los criterios para<br />
autores ahí establecidos.<br />
Pedir que a nuestra publicación lleguen solamente colaboraciones del autor<br />
arquetipíco es aspirar a mucho, pues implicaría que los textos por editar atienden<br />
lo planteado en las normas editoriales, que además los autores escribieron el<br />
artículo pensando en nosotros —hablando de la manera más romántica<br />
editorialmente posible— y que están bien escritos, o sea, que resulta agradable<br />
para leerlos junto a la alberca (Regules, 2002: 273). Pero como habitualmente esto<br />
no pasa, dicha situación nos plantea a los editores un montón de preguntas e<br />
inquietudes, y quizá la más apremiante es: ¿para qué establecer criterios que se<br />
vuelven exquisitos y superfluos?<br />
Responderé brevemente al menos en tres líneas de pensamiento: 1) para<br />
beneficio propio, lo que significa que si investigamos las diferencias que distinguen<br />
a cada revista podemos competir con ellas tratando de diferenciarnos ante el lector<br />
—pues a veces se genera confusión, por ejemplo, debido a que las publicaciones<br />
tienen el mismo nombre o uno muy similar—, o por si un día cambiamos de hábito<br />
y hacemos las veces de autor; 2) si queremos guiar a nuestros autores, pues estos<br />
criterios caracterizan nuestra publicación 10 como si se tratase de una huella digital,<br />
así que tener bien clara la razón por la cual se establece una regla y no otra, nos da<br />
argumentos para encauzar a nuestros autores y refutar sus insistencias u<br />
ocurrencias; 3) por practicidad, pues si se declara en las normas editoriales qué<br />
queremos para la revista y qué no, entonces es más fácil justificar un rechazo autoral<br />
de manera argumentada.<br />
10<br />
Cada uno de los criterios que se estipula explícita o implícitamente nos define como publicación y<br />
por consiguiente define nuestro público meta.<br />
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