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mexicanas

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Jan Rus, Gracia Imberton Deneke, Gustavo Peñalosa Castro, María Isabel Rodríguez Ramos<br />

nuestra propia historia como una versión local de la historia colectiva general de las<br />

revistas científicas en México. Sin embargo, finalmente consideramos más<br />

relevante, en vez de centrarnos en las revistas mismas, hablar más bien de la<br />

comunidad que ha producido las revistas en la región, y de los logros y retos que<br />

éstas han obtenido como manifestación de esa comunidad. En general, ha de<br />

considerarse que las revistas no constituyen un fin en sí, sino que son una<br />

herramienta de servicio para las comunidades de investigadores que producen el<br />

conocimiento, y tienen el deber de comunicarlo. Entonces, para hablar sobre<br />

nuestras revistas, comenzaremos por referirnos a esa comunidad.<br />

Algo de historia<br />

Regresamos al principio. En el censo nacional de 1970, en la sección sobre niveles<br />

educativos se observa que, de los 1.6 millones de personas que vivían en Chiapas a<br />

finales de la década de 1960, sólo catorce —ocho mujeres y seis hombres— contaban<br />

con estudios de maestría o doctorado en ciencias y en humanidades. Ni siquiera<br />

distinguió el censo entre personas con maestría y con doctorado, pues eran “aves<br />

raras”. En cuanto a la infraestructura académica, en el estado no había institución<br />

que ofreciera licenciaturas excepto la Escuela de Derecho en San Cristóbal de Las<br />

Casas, y para estudiar otras materias los jóvenes salían de Chiapas, en su mayoría a<br />

la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).<br />

Por lo anterior, no debe suponerse que no había intelectuales y científicos en el<br />

estado porque, aun cuando no existían condiciones para dedicarse de tiempo<br />

completo a la historia natural, la arqueología o la literatura, hubo chiapanecos que<br />

desde mucho tiempo atrás se interesaron por estas y otras disciplinas del<br />

conocimiento científico. Sus contribuciones académicas, en ausencia de la<br />

infraestructura que más tarde sería proporcionada por universidades y centros de<br />

investigación, eran trabajos realizados con amor por personas con profesiones u<br />

oficios de variada índole: maestros de escuela, abogados, comerciantes, médicos,<br />

agricultores. Se reunían regularmente, conducían investigaciones personales y,<br />

contra viento y marea, mantenían revistas de ciencias, historia y artes. La última de<br />

ellas, la Revista ICACH, del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, tuvo diferentes<br />

épocas y duró hasta 1982; sus editores y colaboradores aportaron una base esencial<br />

de apoyo, sin mencionar experiencia editorial y de organización, para la rápida<br />

creación de institutos profesionales de investigación y educación superior que<br />

comenzó a mediados de los años setenta. 1<br />

1<br />

Para una historia más detallada de los orígenes de las revistas científicas de Chiapas y la comunidad<br />

intelectual antes de los años setenta, ver Morales Bermúdez (2003).<br />

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