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Eduardo Blanco Venezuela Heroica

Eduardo Blanco

Venezuela Heroica

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Eduardo Blanco

Una circunstancia inesperada conforta una vez más los abatidos ánimos.

En toda empresa humana las primicias de la victoria, por efímeras

que sean en realidad, son manjar deleitoso que hace olvidar las penas y

avigora el corazón.

Al cuarto día de marcha, nuestra vanguardia tropieza en Paya con un

cuerpo de observación del enemigo, en número de trescientos infantes,

acantonados en las formidables posiciones que ofrece en aquel sitio la

montaña. Santander, sin vacilar lo ataca de improviso, empeña un vigoroso

combate que dura algunas horas y que Arredondo decide al fin con

los fogosos cazadores de la vanguardia. Declárase en derrota el enemigo

y huye a la desbandada a incorporarse al grueso del ejército español

situado en Sogamoso.

Con aquel encuentro ineludible, se revela el secreto de nuestra expedición;

cunde el alarma en toda la provincia y el enemigo sobre aviso se

apresta a rechazarnos.

Reagrávase con esta circunstancia nuestra arriesgada situación: tras el

primer arranque de entusiasmo nuestros soldados reflexionan y aprecian

en toda su magnitud los resultados inevitables de aquel triunfo pasajero,

que si bien los halaga por el momento, los expone en lo sucesivo

a mayores peligros y más serios conflictos. El descontento hasta entonces

latente, estalla y amenaza violar la disciplina. Pocos son los que no se

exasperan, pocos los que se manifiestan perseverantes o resignados; los

más se agitan y murmuran y terminan al fin por no ocultar sus quejas y

escarnecerse con la propia miseria. Sin tocar en la rebelión, el desaliento

llegó a ser extremado, hubo quien desamparase sus banderas, quien prefiriese

una muerte oscura y vergonzosa a arrostrar el peligro y a perecer

con gloria. Felizmente fueron muy escasos los que se doblegaron a tan

funesta debilidad.

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