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Eduardo Blanco Venezuela Heroica

Eduardo Blanco

Venezuela Heroica

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Venezuela heroica 85

siguen a Páez, como las tribus nómades a aquel de entre los suyos que

tienen por más fuerte, que estiman por más sabio.

Lo que al principio apenas agrupamiento de partidarios, no tarde se

convierte en ejército. Ejército numeroso, a cuya filas, como atraídos por

misterioso imán, corren a incorporarse los dispersos de todas armas que

cruzan la llanura: el errante pastor, el astuto guerrillero, el derrotado;

con ellos, generales sin tropas, sacerdotes arrojados de sus templos, ancianos

venerables, niños sin padres y mujeres sin esposos, perseguidos

por la ferocidad del enemigo; hombres de ciencia, ánimos turbulentos,

patriotas ilustres y ambiciosos sin freno, a quienes las revoluciones, la

guerra y el tumulto brindan siempre halagos infinitos. La muerte de

Boves y el desprecio que de los vencedores en 1814 hacen Morillo y

sus orgullosos expedicionarios, llevan a las filas del ejército de Apure

expertos jefes y aguerridos soldados. Luego, en la lucha, lo que el cañón

devora, lo que merma el acero inclemente de nuestros opresores, lo

rehace el prestigio, lo recupera y multiplica la popularidad creciente de

un caudillo siempre victorioso.

Entre tanto, asaltos, escaramuzas, combates y batallas se suceden sin

tregua.

La fama pregona hechos heroicos que embelesan y pasman.

A Estanques, con sus Termópilas y sus proezas mitológicas, sigue la

Mata de la Miel, batalla nocturna donde las sombras velan la sangre y el

estrago, no el heroísmo que hace resplandecer como centellas los laureles

del triunfo. Luego viene el Yagual, con sus violentos y terribles asaltos; y

Mucuritas 1 , con sus catorce cargas de caballería que asombran, a la vez

[1]_ Hablando de esta acción escribía Morillo: “Catorce cargas consecutivas sobre

mis cansados batallones me hicieron ver que aquellos hombres no eran una gavilla de

cobardes poco numerosa, como me habían informado, sino tropas organizadas que

podían competir con las mejores de S. M. el Rey”.

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