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Eduardo Blanco Venezuela Heroica
Eduardo Blanco
Venezuela Heroica
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Eduardo Blanco
Resuelto a llevar a cabo sin tardanza el proyectado movimiento, Bolívar
hace llamar a uno de los guías que había tomado en Tinaquillo,
le expone su propósito e inquiere de él la posibilidad de ejecutar tan
arriesgada operación. El guía se muestra experto, e indica al Libertador
una vereda poco conocida y casi impracticable, denominada la pica de
la mona, como la única posible para penetrar furtivamente en la llanura
sobre el flanco derecho del enemigo, haciendo gran rodeo. Después de
meditarlo, Bolívar acepta la indicada vereda, y poniéndose a la cabeza
de todos los zapadores del ejército corre a la entrada del atajo y ordena
a Páez penetrar por él con la 1.ª División e ir a forzar la entrada a la
llanura.
Serias dificultades ofrecía aquella operación. En primer lugar, para
ganar la boca del atajo era indispensable aproximarse a las posiciones
enemigas por la vera de un bosque situado al Occidente de la vía de San
Carlos y cuya entrada, no distante del abra principal defendida por el
ejército realista, barría su artillería; luego atravesar el intrincado bosque
y alcanzar la cima de una larga colina dominada también por los fuegos
del enemigo; recorrer algún tiempo la indicada colina sin resguardo
posible, y penetrar al fin por el estrecho cauce de una quebrada harto
fragosa que difícil acceso prestaba a la llanura.
Páez se interna en la trocha. El resto del ejército amenaza de frente las
posiciones de La Torre. La artillería realista rompe sus fuegos sobre la
primera división; la comarca se estremece y palpitan con rapidez todos
los corazones.
Mientras la división de Páez, internada en la estrecha vereda, vence
cuantas dificultades se oponen a su marcha, los otros cuerpos que en su
oportunidad deben seguirla permanecen en el camino real resguardados
de los fuegos del enemigo.
Cedeño y Plaza se impacientan con el forzoso retardo que les hace sufrir