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Eduardo Blanco Venezuela Heroica
Eduardo Blanco
Venezuela Heroica
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Venezuela heroica 193
que La Torre riñe la batalla: carga brillante a cuyo empuje ceden los
realistas, pierden sus posiciones, y sin dejar de hacer un vivo fuego sobre
nuestra línea en movimiento, repliegan buscando apoyo en el grueso de
su caballería.
Mientras bizarramente luchaban nuestros infantes, inferiores, en mucho,
a sus contrarios, atraviesa la difícil quebrada un grupo de jinetes
de la guardia de Páez, encabezado por el valiente Capitán Ángel Bravo,
y parte del escuadrón primero, de lanceros a las órdenes del coronel
Muñoz; y llegan a tiempo de hacer frente a los húsares de Femando
VII y a los dragones y carabineros de la Unión, que en número de quinientos
caballos lanza La Torre sobre la extrema izquierda de nuestra
línea de batalla con el objeto de envolverla. Terrible es el momento:
aquella carga, no rechazada a tiempo, puede poner en riesgo la jornada,
todos los cuerpos enemigos la apoyan con calurosa decisión. Páez solo
puede oponerle escaso número de lanzas, no fluctúa, sin embargo, y
al encuentro de aquella furiosa acometida hace salir cuantos caballos
tiene a mano, sin exceptuar los jefes y oficiales de su plana mayor. A las
órdenes del impetuoso Vázquez parten a rienda suelta nuestros jinetes
como dardos, se enfrentan a la caballería enemiga, y un choque violento,
formidable, retumba en la llanura dominando el fragor del combate.
La ansiedad que produce lo indeciso de aquel nuevo episodio, juzgado
de grande trascendencia por uno y otro bando, se manifiesta en todos
los semblantes; y el silencio repentino que guardan un momento las
contrapuestas infanterías, demuestra su inquietud y anhelo por conocer
el resultado de aquel terrible choque. Empero, por algunos minutos
forzoso es ignorarlo: densa nube de humo a la vez que de polvo, cubre
y oculta los encontrados escuadrones.
Páez reúne, entre tanto, los trozos de su caballería que lentamente
salen a la llanura. Su ansiedad por allegar el mayor número, sin privar