Colección-Bicentenario-Carabobo-3-Blanco-Eduardo-Venezuela-heroica
Eduardo Blanco Venezuela Heroica
Eduardo Blanco
Venezuela Heroica
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
140
Eduardo Blanco
Los movimientos que se advertían en el opuesto campo, revelaban la
determinación tomada por Barreiro de ponerse en camino. Nuestros exploradores
habían dado el aviso antes de amanecer, y el Libertador, ya
prevenido, solo aguardaba para poner en práctica el plan que había premeditado,
saber a punto fijo y sin demora, la ruta porque se decidieran los
realistas y el instante preciso en que resueltamente se pusieran en marcha.
Con tal objeto, a más de los jinetes destacados para vigilar al enemigo,
casi todos los oficiales del Estado Mayor habían sido apostados en lo
alto de las torres y campanarios de la ciudad, desde donde pudiera divisarse
el campamento de las tropas del Rey. No satisfecho, sin embargo,
con el espionaje establecido, Bolívar, de suyo inquieto y más que todos
anhelante por conocer la determinación de su contrario, monta a caballo
y va a situarse en una altura que le permite dominar los movimientos
de Barreiro; y allí permanece largo tiempo hasta cerciorarse por sus ojos
de lo que tanto le preocupa.
El ejército español se mueve al fin resueltamente por el camino que
le conduce a Boyacá: y estrepitosos víctores y ardorosas explosiones de
júbilo, estremecen a Tunja.
—Es nuestro, es nuestro —exclama el Libertador con expansivo júbilo,
viendo desfilar al enemigo: ahora o forzamos a Barreiro a admitir
la batalla y le pulverizamos; o le impedimos ponerse en contacto con
Sámano, y la desmoralización de sus tropas le hará rendirse.
Y aceleradamente el ejército patriota deja a Tunja, toma el camino
principal que lleva a Santa Fe y corre a apoderarse del codiciado puente
de Boyacá, con ánimo de cerrar el paso a los realistas y de forzarlos a que
acepten una batalla decisiva.
Larga de algunas horas era, con todo, la distancia que debían recorrer
nuestros infantes para llegar al mencionado puente y detener al enemigo;
no obstante, llenos de brío, marchan a paso redoblado tras las hue-