Jean Piaget no século XXI - Faculdade de Filosofia e Ciências ...
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M O N T O Y A , A . O . D . et al. (ORG.)<br />
Pedagógicamente, estos procesos afectivos resultan esenciales, lo que <strong>de</strong>bería llevar a<br />
una revisión crítica <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> relaciones que se establecen en la escuela y <strong>de</strong>l clima<br />
moral que se vive en ella. Como sabemos, las relaciones al interior <strong>de</strong> las escuelas son<br />
frecuentemente relaciones <strong>de</strong> dominación basadas en el abuso <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y en la toma<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones autoritarias, lo cual <strong>no</strong> fomenta el crecimiento moral <strong>de</strong> los estudiantes<br />
y mucho me<strong>no</strong>s permite crear una verda<strong>de</strong>ra comunidad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la escuela.<br />
Al lado <strong>de</strong> estos procesos afectivos fundamentales, <strong>de</strong>bemos recordar que<br />
tal como hemos visto en este texto y como Blasi (1995) y Higgins-D’Alessandro<br />
y Power (2005) argumentan, la construcción <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad moral es una empresa<br />
fundamentalmente racional y <strong>no</strong> un proceso <strong>de</strong> conformidad a las presiones sociales.<br />
Los docentes necesitan saber que el sentir la necesidad imperiosa <strong>de</strong> establecer<br />
consistencia entre acción y pensamiento es un logro tardío <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, basado<br />
en la construcción <strong>de</strong> un sentido <strong>de</strong> sí mismo que acepta responsabilidad por sus<br />
acciones y que se <strong>de</strong>fi ne en categorías morales relevantes. El discurso acerca <strong>de</strong> estas<br />
categorías y su revisión crítica constante <strong>de</strong>bería entonces acompañar toda la vida<br />
escolar <strong>de</strong> los estudiantes.<br />
En relación a la i<strong>de</strong>ntidad moral falsa, sabemos que ésta pue<strong>de</strong> mantenerse<br />
negando la evi<strong>de</strong>ncia que la contradiga. Por lo tanto, la educación <strong>de</strong>be también<br />
ayudar a los estudiantes a estar más alertas para reco<strong>no</strong>cer y superar la ten<strong>de</strong>ncia<br />
que tenemos las personas a evadir la información que contradice nuestras teorías.<br />
Igualmente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la escuela pue<strong>de</strong> ayudarse a los estudiantes a <strong>de</strong>sarrollar habilida<strong>de</strong>s<br />
para <strong>de</strong>tectar los sesgos cognitivos que pue<strong>de</strong>n llevarlos a justifi car lo injustifi cable, a<br />
percibir la realidad <strong>de</strong> manera poco verídica, a negar lo evi<strong>de</strong>nte y a culpar a los otros<br />
en lugar <strong>de</strong> reco<strong>no</strong>cer las propias responsabilida<strong>de</strong>s. Los mecanismos <strong>de</strong> negación<br />
y los sesgos cognitivos están en todas partes y son multiformes, pero felizmente<br />
las personas po<strong>de</strong>mos estar más conscientes <strong>de</strong> nuestros mecanismos <strong>de</strong>fensivos, y<br />
hasta cierto punto, apren<strong>de</strong>r a controlarlos y a compensarlos. Este proceso <strong>de</strong> auto<br />
refl exión podría también recibir soporte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la escuela.<br />
Como hemos visto, la i<strong>de</strong>ntidad moral verda<strong>de</strong>ra opera conjuntamente con la<br />
razón y la verdad para proveer motivos para la acción. Para Blasi (1993) la i<strong>de</strong>ntidad<br />
moral implica que la persona ha escogido autó<strong>no</strong>mamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su libertad y<br />
voluntad una moralidad objetiva; mediante la acción <strong>de</strong> elegir una moralidad racional<br />
y objetiva el sujeto da forma a su i<strong>de</strong>ntidad moral. Es justamente la comprensión<br />
y aceptación <strong>de</strong> una moralidad objetiva (lo moralmente correcto) lo que adquiere<br />
fuerza motivadora <strong>de</strong>bido a su integración en la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> la persona. La escuela<br />
es por supuesto un lugar privilegiado en el que el <strong>de</strong>bate y la argumentación acerca<br />
<strong>de</strong> lo moralmente correcto e incorrecto <strong>de</strong>berían tener lugar, a fi n <strong>de</strong> proveer a<br />
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