Guanacos y Vicu.as_1_141.p65 - SAG - Servicio Agrícola y Ganadero
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V.- LEGISLACION Y MERCADO<br />
INTRODUCCION<br />
La vicuña y el guanaco, l<strong>as</strong> dos únic<strong>as</strong> especies de camélidos sudamericanos<br />
silvestres, constituyen tal vez dos de l<strong>as</strong> más promisori<strong>as</strong> especies en cuanto a su<br />
posible utilización sustentable como recurso económico para los países de sus<br />
áre<strong>as</strong> de distribución (<strong>Vicu</strong>ña: Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú; Guanaco:<br />
Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú), poseen una historia llena de variaciones,<br />
que l<strong>as</strong> han llevado de una relativa abundancia en époc<strong>as</strong> prehispánic<strong>as</strong> a la c<strong>as</strong>i<br />
completa extinción en la década de 1960 en el c<strong>as</strong>o de la vicuña (Franklin, 1973;<br />
Jungius, 1971 citado por Rabinovich et al., 1991; Koford 1957) o fuerte amenaza<br />
en la mayoría de l<strong>as</strong> zon<strong>as</strong> de distribución del guanaco (Marchetti et al., 1992;<br />
Puig, 1995). Antes la vicuña era un habitante común en todo el altiplano chileno,<br />
particularmente importante para cultur<strong>as</strong> prehispánic<strong>as</strong> y protegida especialmente<br />
por la cultura incaica. En el c<strong>as</strong>o del guanaco, la especies era muy abundante a<br />
todo lo largo de Chile, desde la precordillera de la I Región h<strong>as</strong>ta la Isla de Tierra<br />
del Fuego. Con la llegada del colonizador europeo y el advenimiento de l<strong>as</strong> arm<strong>as</strong><br />
modern<strong>as</strong> y una nueva cultura en relación a la utilización de los recursos naturales,<br />
se produjo un creciente y acelerado descenso en l<strong>as</strong> poblaciones de amb<strong>as</strong> especies,<br />
lo que l<strong>as</strong> condujó a su c<strong>as</strong>i completo exterminio; sin embargo, hoy en día presentan<br />
un panorama distinto y alentador, situación motivada por la protección a que han<br />
sido objeto durante el presente siglo, particularmente en l<strong>as</strong> últim<strong>as</strong> tres décad<strong>as</strong>.<br />
Los dos convenios suscritos por los países altoandinos, en el c<strong>as</strong>o de la vicuña, y la<br />
inclusión de amb<strong>as</strong> especies en los Apéndices de la Convención CITES, y la creación<br />
de áre<strong>as</strong> silvestres protegid<strong>as</strong> han tenido un rol fundamental en la recuperación de<br />
estos camélidos, lo cual pese a no alcanzar los niveles poblacionales del p<strong>as</strong>ado,<br />
muestran un promisorio futuro, en especial en la provincia de Parinacota en el<br />
c<strong>as</strong>o de la vicuña y la isla de Tierra del Fuego, en el del guanaco.<br />
ANTECEDENTES LEGALES<br />
El primer cuerpo legal que establece norm<strong>as</strong> para la captura y uso de l<strong>as</strong><br />
especies de fauna silvestre en Chile es el Código Civil (1888). En su Titulo IV<br />
expresa “La caza y pesca son especies de ocupación por l<strong>as</strong> cuales se adquiere el<br />
dominio de los animales bravíos”. Estos animales bravíos (que viven naturalmente<br />
libres e independientes del hombre) “no se pueden cazar sino en tierr<strong>as</strong> propi<strong>as</strong>, o<br />
en l<strong>as</strong> ajen<strong>as</strong>, con permiso del dueño.” Además expresa que “Se entiende que el<br />
cazador o pescador se apodera del animal bravío y lo hace suyo, desde el momento<br />
que lo ha herido gravemente, de manera, que ya no le sea fácil escapar”<br />
Por otro lado, el Código Civil de 1888 deja abierta la factibilidad de regular<br />
est<strong>as</strong> actividades extractiv<strong>as</strong> con nuev<strong>as</strong> norm<strong>as</strong> al exponer: «En lo demás, el ejercicio<br />
de la caza y de la pesca estará sujeto a l<strong>as</strong> ordenanz<strong>as</strong> especiales que sobre<br />
est<strong>as</strong> materi<strong>as</strong> se dicten. No se podrá, pues, cazar o pescar sino en lugares, en<br />
temporad<strong>as</strong>, y con arm<strong>as</strong> y procederes, que no estén prohibidos.»