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Derechos fundamentales de los privados de libertad (Archivo Pdf)

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El mismo precepto agrega que:<br />

96<br />

No estarán comprendidos en el concepto <strong>de</strong> tortura las penas o<br />

sufrimientos físicos o mentales que sean únicamente consecuencia<br />

<strong>de</strong> medidas legales o inherentes a éstas, siempre que no incluyan la<br />

realización <strong>de</strong> <strong>los</strong> actos o la aplicación <strong>de</strong> <strong>los</strong> métodos a que se refiere el<br />

presente artículo.<br />

146. De conformidad con esta <strong>de</strong>finición y en atención a las circunstancias<br />

<strong>de</strong> cada caso, pue<strong>de</strong>n calificarse como torturas físicas y psíquicas<br />

aquel<strong>los</strong> actos que han sido “preparados y realizados <strong>de</strong>liberadamente<br />

contra la víctima para suprimir su resistencia psíquica y forzarla a autoinculparse<br />

o a confesar <strong>de</strong>terminadas conductas <strong>de</strong>lictivas o para someterla<br />

a modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> castigos adicionales a la privación <strong>de</strong> la <strong>libertad</strong><br />

en sí misma”. 81<br />

147. Este Tribunal ha establecido que una “persona ilegalmente <strong>de</strong>tenida se<br />

encuentra en una situación agravada <strong>de</strong> vulnerabilidad, <strong>de</strong> la cual surge<br />

un riesgo cierto <strong>de</strong> que se le vulneren otros <strong>de</strong>rechos, como el <strong>de</strong>recho<br />

a la integridad física y a ser tratada con dignidad”. 82 Asimismo, se ha reconocido<br />

que las amenazas y el peligro real <strong>de</strong> someter a una persona a<br />

lesiones físicas produce, en <strong>de</strong>terminadas circunstancias, una angustia<br />

moral <strong>de</strong> tal grado que pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada tortura psicológica. 83<br />

148. En el presente caso está <strong>de</strong>mostrado que durante <strong>los</strong> meses <strong>de</strong> marzo<br />

y abril <strong>de</strong> 1996, cuando el señor Daniel Tibi permanecía <strong>de</strong>tenido en<br />

la Penitenciaría <strong>de</strong>l Litoral, fue objeto, por parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> guardias <strong>de</strong> la<br />

cárcel, <strong>de</strong> sesiones <strong>de</strong> violencia física con el fin <strong>de</strong> obtener su autoinculpación<br />

(supra párr. 90.50). Durante estas sesiones, la presunta víctima<br />

recibió golpes <strong>de</strong> puño en el cuerpo y en el rostro, quemaduras en las<br />

piernas con cigarril<strong>los</strong> y <strong>de</strong>scargas eléctricas en <strong>los</strong> testícu<strong>los</strong>. En una<br />

ocasión fue golpeado con un objeto contun<strong>de</strong>nte y en otra se le sumergió<br />

la cabeza en un tanque <strong>de</strong> agua. El señor Tibi pa<strong>de</strong>ció al menos siete<br />

“sesiones” <strong>de</strong> este tipo (supra párr. 90.50).<br />

81 ver caso Maritza Urrutia, supra nota 8, párr. 104, y caso Cantoral Benavi<strong>de</strong>s, supra nota 139, párr.<br />

104.<br />

82 ver caso Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 8, párr. 108; caso Maritza Urrutia, supra nota 8,<br />

párr. 87, y caso Juan Humberto Sánchez, supra nota 3, párr. 96.<br />

83 ver caso Maritza Urrutia, supra nota 8, párr. 92 y caso Cantoral Benavi<strong>de</strong>s, supra nota 139, párr.<br />

102.

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