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El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como

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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />

de puña<strong>la</strong>das a una so<strong>la</strong> hija que tenía, que mostraba querer<strong>la</strong> más que a sí», antes de que uno de sus<br />

«marañones» le matara a arcabuzasos 26 . La suerte que le toca a Tirano Banderas es prácticamente <strong>la</strong><br />

misma: al «gran rebelde» le fue cortada <strong>la</strong> cabeza y, llevada al Tocuyo, fue puesta en el rollo «en una<br />

jau<strong>la</strong> de hierro», mientras <strong>la</strong> mano derec<strong>ha</strong> fue llevada a <strong>la</strong> ciudad de Mérida, <strong>la</strong> izquierda a Valencia<br />

27 . Como si fuera poco comenta el cronista:<br />

Y, cierto, me parece que fuera mejor ec<strong>ha</strong>lle a los perros que lo comieran todo, para que su ma<strong>la</strong><br />

fama peresciera, y más presto se perdiera de <strong>la</strong> memoria de los hombres, <strong>como</strong> hombre tan perverso,<br />

que deseaba fama adquirida con infamia. 28<br />

Lo que l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> atención en Tirano Banderas es que en sus opositores falta un ideal verdadero y<br />

<strong>la</strong> luc<strong>ha</strong> contra él es más bien determinada por intereses personales. <strong>El</strong> régimen aparece representado<br />

eficazmente en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> en toda su brutalidad y su símbolo es <strong>la</strong> cárcel. La figura del dictador,<br />

medio brujo, medio bandido, domina con su ejercicio cruel del poder. <strong>El</strong> mismo Asturias explicará<br />

el ascendente misterioso que el dictador ejerce sobre sus súbditos en países de hondas raíces míticas<br />

29 . No se comprende, sin embargo, si en el tirano es mayor <strong>la</strong> sed del poder en sí o si le domina en<br />

su ejercicio el gusto malvado de destruir a su prójimo.<br />

Valle-Inclán logra <strong>ha</strong>cer de <strong>la</strong> figura lóbrega de Banderas una pesadil<strong>la</strong> que todo lo domina,<br />

acudiendo a una repetición obsesiva de imágenes, que presentan al personaje casi siempre «agaritado»<br />

detrás del marco de una ventana del convento-fortaleza en que vive. <strong>El</strong> hombre está siempre<br />

avizorando el mundo circundante, <strong>como</strong> si más que el temor a ser sorprendido por sus enemigos le<br />

inquietara un ámbito natural que se escapa a su voluntad de dominio.<br />

Característica del tirano, que pasará al Presidente de Asturias, es el aspecto sombrío, fúnebre. Valle-<br />

Inclán lo presenta <strong>como</strong> un garabato cruel, cadavérico, muerte que va sembrando <strong>muerto</strong>s:<br />

26 Cfr. <strong>la</strong> Re<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> jornada de Pedro de Ursúa a Omagua y al Dorado , por Francisco Vázquez,<br />

versión de Pedrarías De Almesto, en <strong>El</strong>ena Mampel González - Neus Escandell Tur, Lope de Aguirre:<br />

Crónicas (1559-1561), Barcelona, Editorial 7 1/2 S.A. , Universidad de Barcelona, 1981, p. 268.<br />

27 Ibi. , p. 269.<br />

28 Ibidem.<br />

29 Miguel Ángel Asturias, «<strong>El</strong> Señor Presidente <strong>como</strong> mito», Studi di Letteratura Ispano-<br />

americana , I, 1967.<br />

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