El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como
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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />
La nove<strong>la</strong>, cuando apareció, fue celebrada por unos y duramente criticada por otros, sobre todo<br />
en Colombia, donde se vio en el libro una intención insultante <strong>ha</strong>cia el héroe de <strong>la</strong> independencia<br />
-por otra parte nunca amado-, pero sobre todo por los ataques, <strong>la</strong>s denuncias, que el escritor <strong>ha</strong>cía<br />
contra determinados personajes, cuyos descendientes todavía constituyen una suerte de aristocracia<br />
en el país. Más o menos lo mismo ocurrió en Venezue<strong>la</strong>, donde se gritó al escándalo, casi al sacrilegio<br />
contra <strong>la</strong> figura del procer, del padre de <strong>la</strong> patria, una patria que siempre se le mostró adversa y<br />
desagradecida, y que llegó <strong>ha</strong>sta a impedirle <strong>ha</strong>cia el final de su vida <strong>la</strong> entrada dentro de sus confines.<br />
La intención de García Márquez en su nove<strong>la</strong> no es <strong>la</strong> de empobrecer al mítico personaje, sino <strong>la</strong><br />
de llevarlo a una estatura más humana, sacándolo del estancado mito de padre de <strong>la</strong> patria, y por eso<br />
le quita <strong>la</strong>s botas y le pone en pantuf<strong>la</strong>s al fin de destacar mejor el drama de su existencia, cuando<br />
le acosan <strong>la</strong> envidia y <strong>la</strong>s traiciones, <strong>la</strong>s mezquindades de personajes ambiciosos, que con <strong>la</strong> astucia<br />
y a veces con el delito -ejemp<strong>la</strong>r resulta el asesinato del mariscal Sucre-, van comprometiendo <strong>la</strong><br />
grandiosa utopía bolivariana.<br />
De <strong>la</strong> figura del Libertador ya <strong>ha</strong>bían tratado otros narradores contemporáneos. Una nove<strong>la</strong><br />
interesante le dedicó el ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, La caballeresa del sol (1964),<br />
inaugurando <strong>la</strong> serie de sus «Episodios Americanos». No se trata de una nove<strong>la</strong> propiamente histórica<br />
y el personaje principal es en realidad <strong>la</strong> amante de Bolívar, Manue<strong>la</strong> Sáenz, mujer que le fue fiel en<br />
<strong>la</strong> desventura y siguió defendiéndole desde Santa Fe de Bogotá con absoluta dedicación, indiferente<br />
a <strong>la</strong>s muc<strong>ha</strong>s traiciones sentimentales de un hombre a quien siguió amando <strong>ha</strong>sta en <strong>la</strong> lejanía más<br />
amarga. Manue<strong>la</strong> vuelve a aparecer en <strong>El</strong> general en su <strong>la</strong>berinto , pero permanece en el telón de<br />
fondo de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, y el héroe del libro es Bolívar.<br />
<strong>El</strong> narrador va tratando a su personaje sin miramientos, acentuando <strong>la</strong>s notas corrientes de <strong>la</strong><br />
decepción, que ya gobierna el destino del caudillo cansado. La desilusión acerca de los hombres se<br />
une a <strong>la</strong> sensación de desamparo que procede de <strong>la</strong> pérdida del poder. La enfermedad, los ac<strong>ha</strong>ques de<br />
<strong>la</strong> decadencia física no <strong>ha</strong>cen más que acentuar <strong>la</strong> «humanidad» de un ser ya excepcional, personaje<br />
que, a pesar de todo, sigue conservando en sí algo que lo distingue de los demás: el <strong>ha</strong>lo propio<br />
de los hombres capaces de grandes designios y dueños de una fuerza interior extraordinaria, que al<br />
final se niegan a emplear. Bolívar, en efecto, se rinde cuando todavía hubiera podido imponerse a<br />
sus enemigos, consciente de un privilegio que se le <strong>ha</strong> agotado en el momento mismo en que rec<strong>ha</strong>zó<br />
el mando.<br />
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