El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como
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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />
en sus orígenes, ya nadie se <strong>ha</strong>ce ilusiones en torno a <strong>la</strong> realidad actual 231 , y <strong>la</strong> multitud c<strong>la</strong>mando<br />
por <strong>la</strong> libertad con ocasión de <strong>la</strong> presencia del Pontífice en La Habana, en enero de 1998, lo <strong>ha</strong> hecho<br />
patente a todo el mundo a través de <strong>la</strong> televisión. <strong>El</strong> «paraíso caribeño» existe sólo para quienes,<br />
políticamente interesados, quieren que exista y para los aventureros del sexo. Escribe Mario Vargas<br />
Llosa, comentando <strong>la</strong> autobiografía de Reinaldo Arenas:<br />
Dudo que ni en los peores momentos de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> de Batista hubieran podido los «capitalistas»<br />
españoles y mexicanos [y <strong>ha</strong>y que añadir también de otros países] ir a Cuba, <strong>como</strong> ahora, a disfrutar<br />
de adolescentes del sexo de sus preferencias, y a divertirse en p<strong>la</strong>yas, cabarets, hoteles y restaurantes<br />
exclusivos para extranjeros, bajo <strong>la</strong> protección de <strong>la</strong> policía del régimen. 232<br />
La de Reinaldo Arenas con razón <strong>ha</strong> sido definida «una continua peripecia vital e intelectual» muy<br />
a pesar suyo 233 . Leer su autobiografía y <strong>la</strong> extraña nove<strong>la</strong> <strong>El</strong> color del verano , infinitas veces vuelta<br />
a escribir, a consecuencia de robos, desapariciones, requisiciones y destrucciones, es acompañar un<br />
viaje al infierno sin esperanza de rescate, donde <strong>la</strong> meta final es el suicidio.<br />
<strong>El</strong> color del verano es en su mayor parte anterior cronológicamente a Antes que anochezca. Los<br />
editores <strong>ha</strong>n rescatado <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de <strong>la</strong> colección de manuscritos del escritor presente en <strong>la</strong> Universidad<br />
de Princeton, Nueva Jersey, e informan que fue terminada de escribir en Nueva York en 1990 234<br />
. En su autobiografía Reinaldo Arenas utiliza varias de <strong>la</strong>s páginas de esta nove<strong>la</strong>, con nombres y<br />
referencias c<strong>la</strong>ros, cuando en <strong>El</strong> color del verano los encubre, pero de manera tal que se pueden<br />
fácilmente identificar, <strong>como</strong>: <strong>la</strong> «marquesa de Macondo», Gabriel García Márquez; Fifo, Fidel Castro;<br />
231 Hasta personajes que apoyaron <strong>la</strong> revolución castrista lo <strong>ha</strong>n reconocido. Me refiero al libro-<br />
justificación de Lisandro Otero, cuya primera edición apareció en italiano: Assalto all'Utopia , Roma,<br />
Tre Editori, 1988. Otero, según Reinaldo Arenas, y no sólo él, fue uno de los más rígidos ejecutores de<br />
<strong>la</strong>s órdenes de Castro; en Antes que anochezca , p. 100, el escritor lo define «buen policía y enemigo<br />
de <strong>la</strong> cultura». En su libro Lisandro Otero intenta una justificación hábil de su participación primero<br />
y luego de su alejamiento del castrismo.<br />
232 Mario Vargas Llosa, «Pájaro tropical», prólogo a Reinaldo Arenas, Adiós a mamá (De La<br />
Habana a Nueva York) , Barcelona, Ediciones Altera, 1995, p. 9.<br />
233 Cfr. presentación editorial de R. Arenas, Antes que anochezca , op. cit.<br />
234 Cfr. contraportada en R. Arenas, <strong>El</strong> color del verano o Nuevo «Jardín de <strong>la</strong>s Delicias», Nove<strong>la</strong><br />
escrita y publicada sin privilegio imperial , Barcelona, Tusquets Editores, 1999.<br />
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