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El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como

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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />

sobrevivido a <strong>la</strong> matanza que siguió a <strong>la</strong> caída del déspota huyendo al extranjero o escondiéndose.<br />

Restablecido el orden -con un nuevo dictador, que <strong>ha</strong> visto con favor circu<strong>la</strong>r el memorial donde<br />

Pineda denuncia <strong>la</strong>s fechorías de su antecesor-, José Lino Ruiz pretende rescatar de <strong>la</strong> que considera<br />

una condena injusta al difunto, difamado por el libelo infame del lisiado -que publicó antes de ser<br />

justiciado, reo confeso de asesinato-, y «menoscabar <strong>la</strong> memoria de un gran patriota, pundonoroso<br />

caballero y hombre integérrimo: el inolvidable Presidente Bocanegra» 92 . <strong>El</strong> reivindicador se propone<br />

«limpiar» al gran hombre de tantas «tabas rabiosas <strong>como</strong>, a <strong>la</strong> hora de su caída, se mezc<strong>la</strong>ron con<br />

<strong>la</strong>s lágrimas de todo un pueblo» 93 . La dimensión grotesca, no es inédita: siempre, al acabar una<br />

<strong>dictadura</strong>, o al comenzar otra, <strong>ha</strong>y quien añora al déspota anterior.<br />

<strong>El</strong> propósito de José Lino Ruiz, sin embargo, no va más allá de <strong>la</strong>s intenciones: en <strong>la</strong> página<br />

31 de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> el personaje no <strong>ha</strong> entrado todavía en argumento y en <strong>la</strong> página 41 se denuncia el<br />

conflicto entre intención y verborrea superficial, puesto que el reivindicador <strong>ha</strong> perdido el auxilio del<br />

periodista Rodríguez para <strong>la</strong> proyectada extensión del memorial. <strong>El</strong> proyecto fracasa y el testimonio<br />

del rescatador se refleja so<strong>la</strong>mente sobre sí mismo; en un lenguaje popu<strong>la</strong>chero, rico en tópicos,<br />

interesante en sí para el lector, se nos reve<strong>la</strong>n los motivos, no ciertamente sublimes, de su desaparición<br />

en el momento del peligro: una maniobra soez para atrapar en sus redes a <strong>la</strong> secretaria que lo <strong>ha</strong><br />

seguido y <strong>ha</strong>cer<strong>la</strong> su amante.<br />

La estatura ínfima del personaje se define gradualmente; <strong>la</strong> técnica de <strong>la</strong> vuelta constate al pasado,<br />

con otras tantas inmersiones en el presente, y a un tiempo cronológico que sigue su curso, permite<br />

al lector reconstruir el mundo de José Lino Ruiz. La dimensión escuálida del personaje proyecta una<br />

luz completamente negativa sobre el fracasado proyecto de re<strong>ha</strong>bilitación del dictador, confirmando<br />

su condena, consecuencia lógica del hecho de que quien pretende re<strong>ha</strong>bilitarlo es un individuo tan<br />

indigno. Es ésta <strong>la</strong> sustancia de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. Intención del escritor es rematar <strong>la</strong> condena de un régimen<br />

que produce seres <strong>como</strong> José Lino Ruiz, cuando no individuos sanguinarios, crueles, verdaderos<br />

asesinos.<br />

La nove<strong>la</strong>, dividida en tres partes, es, fundamentalmente, <strong>la</strong> historia de un fracaso, el del<br />

protagonista, por su misma superficialidad, debido a una insustancial aventura amorosa y a su tentativa<br />

de prolongar en el tiempo <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con su secretaria, que por su parte desea liberarse de él y coquetea<br />

92 F. Aya<strong>la</strong>, <strong>El</strong> fondo del vaso , Madrid, Alianza Editorial, 1970, p. 10.<br />

93 Ibidem.<br />

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