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El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como

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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />

En <strong>la</strong> trama expuesta intervienen dos novelitas de amor: <strong>la</strong> de Fúlgido con María y <strong>la</strong> de Eneas con<br />

Ludivinia. <strong>El</strong> amor de <strong>la</strong> primera pareja triunfa, a pesar de <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s intenciones del padrastro de <strong>la</strong><br />

joven, enamorado de el<strong>la</strong>; el de <strong>la</strong> segunda pareja fracasa, debido a <strong>la</strong> intervención del cura Laberinto,<br />

o Polígamo, que se adueña de <strong>la</strong> muc<strong>ha</strong>c<strong>ha</strong>, <strong>la</strong> cual al final muere dando a luz un diablo.<br />

Es un mundo decididamente anormal, a través del cual se afirma <strong>la</strong> denuncia del novelista. En<br />

Babe<strong>la</strong>ndia <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> origina todo trastorno y se mantiene reinando sobre un mundo completamente<br />

animal. <strong>El</strong> cascajo óseo representado por el dictador está a su vez sometido a <strong>la</strong> voluntad del general<br />

secuestrado, el cual experimenta continuos y violentos regresos <strong>ha</strong>cia sus orígenes de hombre de <strong>la</strong><br />

selva, de simio.<br />

<strong>El</strong> mandatario está rodeado de seres serviles, <strong>como</strong> Baco-Alfombra, alias Rastreante, alias Bueno-<br />

para-todo, el cual cuando entra en el salón al l<strong>la</strong>mado del dictador se acuesta boca abajo, estira <strong>la</strong><br />

lengua y <strong>la</strong> pasa «por el empeine de <strong>la</strong>s extremidades inferiores de su jefe» 118 . O bien <strong>como</strong> el<br />

secretario a <strong>la</strong> Defensa, Equino Cascabel, cuya vocación irresistible es a cabalgadura del omnipotente<br />

general Pitecántropo:<br />

Ya le estaba creciendo <strong>la</strong> quijada. Por más que lo intentase, ¡inútil! Pies y manos se le convertían<br />

en cascos. La esc<strong>la</strong>vitud -infeliz caballo esc<strong>la</strong>vo- le c<strong>la</strong>vaba sus cadenas más adentro. Le nacía <strong>la</strong><br />

ondu<strong>la</strong>nte co<strong>la</strong>. ¡Inútil! ¡Todo inútil! ¡Todo inútil! Siento que me curvo. 119<br />

O <strong>como</strong> el joven secretario de Gobierno, Cerdo Rigoleto, «albóndiga con cabeza de merengue»<br />

120 , o el Almirante Neptuno Río-del-Río, o Panfilo A<strong>la</strong>s-Rotas, comandante de <strong>la</strong> detarta<strong>la</strong>da Fuerza<br />

Aérea, o Plácido Ruedas, secretario de Obras Públicas o, en fin, el jefe del Protocolo, Narciso Vaselina:<br />

«los envidiosos lo l<strong>la</strong>maban <strong>la</strong> vaselina del protoculo» 121 .<br />

<strong>El</strong> elemento paródico desacralizador domina en <strong>El</strong> secuestro del General. <strong>El</strong> que forma el gobierno<br />

es un mundo bestial. La reunión de emergencia convocada para tomar medidas después del secuestro<br />

118 Ibi. , p. 8.<br />

119 Ibi. , p. 17.<br />

120 Ibi. , p. 31.<br />

121 Ibi. , p. 71.<br />

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