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El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como

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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />

En cuanto a <strong>la</strong>s textos de Augusto Roa Bastos, si Hijo de Hombre fue definido <strong>como</strong> <strong>la</strong> «nove<strong>la</strong><br />

del dolor paraguayo» 146 , Yo el Supremo es más bien <strong>la</strong> tentativa grandiosa de interpretar a una<br />

figura enigmática, el juicio sobre <strong>la</strong> cual queda todavía en suspenso. <strong>El</strong> autor ahonda, en forma irónica<br />

a veces, en <strong>la</strong> tragedia de su país, representada por el poder omnímodo del defensor de <strong>la</strong> patria. La<br />

nove<strong>la</strong> se inaugura con un pasquín que imita el estilo, <strong>la</strong> escritura y <strong>la</strong> firma del supremo dictador,<br />

impartiendo falsas disposiciones para después de su muerte y para sus co<strong>la</strong>boradores: que su cabeza<br />

sea decapitada y «puesta en una pica por tres días en <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za de <strong>la</strong> República, donde se convocará<br />

al pueblo al son de <strong>la</strong>s campanas a vuelo» ; los servidores civiles y militares del dictador deberán<br />

sufrir <strong>la</strong> pena de <strong>la</strong> horca y sus cadáveres «enterrados en potreros de extramuros sin cruz ni marca que<br />

memore sus nombres» ; finalmente, que en el término de dicho p<strong>la</strong>zo los restos del Supremo «sean<br />

quemados y <strong>la</strong>s cenizas arrojadas al río» 147 .<br />

La busca del autor, o de los autores, del pasquín es el motivo que continuamente asoma en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>,<br />

contribuyendo a darle unidad. En <strong>la</strong> narración, estructurada en capítulos no dec<strong>la</strong>rados, individuables<br />

so<strong>la</strong>mente por los espacios en b<strong>la</strong>nco, va tomando consistencia una dura denuncia contra <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong><br />

a través de <strong>la</strong>s propias reflexiones del Supremo, su verborrea y su grafomanía. <strong>El</strong> personaje dicta sin<br />

descanso y transforma a su secretario, Patino, en su mano, en un ser sin cabeza pensante, y pasa reseña<br />

a su historia personal dentro de <strong>la</strong> historia de Paraguay, exponiendo sus complicadas teorías en torno<br />

a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> perpetua y al poder absoluto:<br />

el Poder Absoluto está hecho de pequeños poderes. Puedo <strong>ha</strong>cer por medio de otros lo que esos<br />

otros no pueden <strong>ha</strong>cer por sí mismos. Puedo decir a otros lo que no puedo decirme a mí. Los demás<br />

son lentes a través de <strong>la</strong>s cuales leemos en nuestras propias mentes. <strong>El</strong> Supremo es aquél que lo es<br />

por su naturaleza. Nunca nos recuerda a otro salvo a <strong>la</strong> imagen del Estado, de <strong>la</strong> Nación, del pueblo<br />

de <strong>la</strong> Patria. 148<br />

Subrayado el «tiempo sin tiempo» de su perpetuo mando, <strong>la</strong> dimensión del Supremo se nos<br />

reve<strong>la</strong> a través de sus lecturas -Rousseau, Montesquieu, Diderot, Voltaire, Descartes, entre otros-<br />

y su propósito principal, dec<strong>la</strong>rada <strong>la</strong> independencia de Paraguay: defender <strong>la</strong> integridad de <strong>la</strong><br />

146 Mario Benedetti, «Una nove<strong>la</strong> del dolor paraguayo», en Letras del continente mestizo ,<br />

Montevideo, Marc<strong>ha</strong>, 1967.<br />

147 A. Roa Bastos, Yo el Supremo , Buenos Aires, Siglo XXI, 1974, p. 7.<br />

148 Ibi. , p. 69.<br />

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