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El Gran Burundún-Burundá ha muerto : la dictadura como

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<strong>El</strong> tema de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> en <strong>la</strong> narrativa del mundo hispánico: (Siglo XX)<br />

una vez que lo venza, a eliminarlo: «No <strong>ha</strong>bía más remedio. Era <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> del juego. Recurso del<br />

Método» 140 .<br />

Las citas del Discours cartesiano acompañan al lector durante toda <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> <strong>como</strong> un sugerente<br />

breviario, partiendo del propósito enunciado en el primer capítulo, no de enseñar el método que cada<br />

cual debe seguir «para guiar acertadamente su razón», sino so<strong>la</strong>mente para «mostrar de que manera<br />

<strong>ha</strong> tratado de seguir <strong>la</strong> suya» el dictador 141 . <strong>El</strong> Discours se transforma así en una sugerencia<br />

de iniquidades; el muy leído déspota, intelectualmente afrancesado, aprende de su ilustre amigo y<br />

fracasado escritor dramático parisino, «Ilustre Académico», <strong>la</strong> justificación cartesiana de su conducta<br />

política: «bien lo <strong>ha</strong>bía dicho Descartes: Los soberanos tienen el derecho de modificar en algo <strong>la</strong>s<br />

costumbres» 142 .<br />

La extensa denuncia de <strong>la</strong>s fechorías de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> forma el núcleo central de <strong>El</strong> recurso del<br />

método , y es una trayectoria consabida: represiones, matanzas, presencia de los Estados Unidos,<br />

apoyo concreto de éstos al gobierno dictatorial y, en el momento de crisis, el abandono para apoyar<br />

a un nuevo déspota, que será a su vez un fantoche. La participación de Carpentier en el drama es<br />

amarga, pero, <strong>como</strong> ocurre con frecuencia, al final el escritor se enamora de su personaje y felizmente.<br />

Es cuando <strong>la</strong> figura del dictador, perdido el mando y refugiado en París, va asumiendo una dimensión<br />

nueva, de ninguna manera positiva, pero sí más humana. <strong>El</strong> narrador estudia ahora al personaje en su<br />

desgarradora nostalgia por ese «allá» insustituible, lo presenta en su decadencia física y mental debido<br />

al paso del tiempo y al exilio. Con gran sensibilidad Alejo Carpentier interpreta el drama humano<br />

dando al personaje, sin quererlo, una dimensión que les falta a los demás dictadores de <strong>la</strong> literatura,<br />

«anatomía desgastada que se esmirriaba de día en día» 143 . En un tiempo vuelto eterno - «pasaban los<br />

meses en desalojo de castañas por fresas y fresas por castañas, árboles vestidos y árboles desnudos,<br />

verdes y herrumbres » 144 - el ex poderoso va entrando en un ámbito confuso y su figura despierta<br />

instintiva compasión. Sumido en un intermitente monólogo interior, el anciano dictador transcurre sus<br />

últimos días en rápida decadencia, <strong>ha</strong>sta que todo desemboca en un insistente pensar en <strong>la</strong> muerte y una<br />

140 Ibi. , p. 121.<br />

141 Ibi. , p. 9.<br />

142 Ibi. , p. 26.<br />

143 Ibi. , p. 322.<br />

144 Ibi. , p. 330.<br />

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