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Santiago Maravatío.
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Allá por los años de 1986 el señor Don Jesús Guzmán rentó su balneario a Napoleón
Rosas y sus hijos, por un año solamente y después de transcurrido el año, Antonio, hijo de Napo, dijo
a Don Jesús : “El negocio está muy descuidado, no sale lo que se invierte, por tal motivo lo
entregamos, no podemos seguir invirtiendo en lo que no produce casi nada”.
Don Jesús, entonces, les propone venderles, ellos primeramente lo analizaron, echaron
sus tanteadas y después de visto todo, detenidamente, se resolvieron hacer trato y se quedaron con el
negocio, es decir , el balneario “El Refugio”. Esto fue el año siguiente, 1987, y desde entonces Don
Napoleón Rosas y sus hijos, son los dueños de dicho balneario, “El Refugio”. Es atendido por la
familia Rosas Chávez y como dueños lo han restablecido mucho y por lo mismo es visitado por gran
cantidad de vecinos y pobladores de los alrededores, durante todas las épocas del año. Es un lugar
muy a propósito para realizar las fiestas de bodas, 15 años, reuniones políticas y otras. El balneario
“El Refugio” se localiza, como ya se dijo, en la calle Ejido No. 183, en donde apunta el final de la calle
Villanueva.
Como ya se dijo, los manantiales de Santiago Maravatío aforaban un caudal de agua que
alimentaba el canal El Tajo de 5 metros de ancho por 1.5 m. de profundidad, el cual al llegar al puente
de Huarimbóndiro (morir en lugar acostado, en Casacuarán -purépecha), antes de verter sus aguas al
lago de Yuriria, recibe el nombre de arroyo de Maravatío o Los sauces; este caudal era continuo,
desde tiempos antiquísimos, de lo que nadie daría razón por ser inconocible.
Una cosa curiosa para todos los que conocieron los manantiales de Santiago Maravatío o
sea los ojos del municipio, como los llamaron algunas personas estudiosas del Estado de
Guanajuato:
Los ejidatarios de Santiago Maravatío, acostumbraban subir el agua de los manantiales
al canal que dan el nombre de Maravatío, mediante el cárcamo, para regar la porción del ejido
denominada El Monte, y todavía el último mes del año 1997, lo estuvieron haciendo. El que escribe lo
vio, antes de irse a pasar la Navidad con sus hijos a la ciudad de Dallas, Tex. U.S.A., que fue por el día
20 de diciembre aproximadamente. Al regresar, que fue por los días últimos de enero de 1998 , ya los
manantiales estaban completamente secos. ¿A qué se debió ? ¿Quién sabe? Muchas personas dicen
que seguramente son los efectos desastrosos del Niño, fenómeno inexplicable. Yo considero que
pudo ser alguna falla seca o río subterráneo más profundo descubierto, por donde se encausaron las
aguas del río subterráneo que alimentaba los manantiales de Santiago Maravatío.
Ya no podemos observar por completo aquella belleza preciosa que aquella tribu
semisedentaria chichimeca observó cuando se estableció en las Mesas de Maravatío y que por eso
,seguramente, le llamó a ese lugar PATITLACHIALOYAN (lugar desde donde se ve lo precioso – en
mexicano o nahuatl-) y que después los purèpechas le cambiaron por Maravatío (lugar donde se
guarda la preciosa o preciosidad, en purèpecha)
Los chichimecas al establecerse en las faldas de las Mesas, su lugar de asentamiento que
era su mirador, su devisadero, su atalaya y que llamaron PATITLACHIALOYAN, desde allí veían y
admiraban el lugar en donde quedó establecido el pueblo que también, dieron el nombre
MARAVATÍO Lugar donde se guarda la preciosidad; cundo yo estudiaba me daban clases de nahuatl;