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provisiones a los varios depósitos que tenían preparados desde Coyucan hasta las espesas serranías
de Naranxhan o taximarca o lo que es lo mismo Tajimaroa.
La cabecera real había sido cambiada de Guayameo a Coyucan desde que los Cuitzincha
se establecieron en Curíncuaro. Después del incendio de Páztcuaro se refugiaron muchas familias,
incluyendo purépechas, a Coyucan y la nueva ciudad tomó importancia crecida, por lo cual los
sobrinos de Taríacuri: Tangaxhuán. e Hiripan, mandaron construir en ella un templo a la diosa
Cueráperi, lo que muy pronto fue centro de gran concentración y veneración. Sobre la piedra que
levantaron con este fin; colocaron otra piedra cúbica de color pardo que sirvió de altar a la diosa
Cueráperi.
Los proveedores del ejército purépecha, recorriendo a los pueblos conquistados,
enviaban semillas y gran cantidad de oro y plata que abundaba en aquella comarca. Los principales,
con su escolta, se dirigieron a Enandio para conferenciar con el señor de aquella región; pasando por
la inmensa montaña de Cóporo y los bosques de Tiripetío, contemplaron la hermosa cascada de
Enandio que da la forma de un hilo de plata que desciende de los cielos.
Regresaron por el pintoresco sitio de Guanoro, continuando por las elevadas montañas
del Cacique y el Pelón, por las solitarias calles de Zitácuaro, pueblo completamente sencillo y
humilde que ahora resplandece en las páginas de la historia.
Los ejércitos habían permanecido con grandes templos, fortificaciones y prevenciones
en Zinapécuaro y Araró. Mientras tanto los de Enandio hicieron una abanzada hacía la frontera de
los matlacinga apoderándose de Taximaloyan, Taximarcan o Tajimaro (hoy Ciudad Hidalgo) la cual
fortificaron dejando una fuerte guarnición en pie de guerra.
Previniendo sus fortificaciones, los estratégicos purépechas, con numerosos
contingentes que día a día se les unían, engrosando sus filas con cada victoria, ocuparon y
fortificaron a Acámbaro con una guarnición mandada y dirigida por algunos de los más notables y
nobles capitanes.
Na Guadán era un asentamiento ñahñú o dicho en nahuatl otomí que quiere decir lugar
de magueyes, y los purépechas, como era su costumbre, después de dominarlo, lo pusieron dentro de
su nomenclatura dándole el nombre de Acámbaro que en purépecha es lo mismo: lugar de
magueyes.
Dejando todo muy bien fortificado y protegido, prosiguieron su bélica jornada hasta
Querétaro, (lugar de juego de pelota, en purépecha) donde fundaron una colonia de purépechas y
auxiliares suyos. Se dice que aquel enorme contingente era comparado con el más proceloso y
devastador huracán.
Así fue como se inició la expansión del Imperio Purépecha por el trío de señoríos que
dejó integrado y organizado el gran Taríacuri al frente de su hijo Hiquingari y sus dos sobrinos,
Hiripan y Tangaxhoán.
Antecedentes
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